Texto base: Lucas 23:33-34 (RVR1960)
“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”
Introducción: La Tragedia de Estar Cerca de la Cruz y Lejos del Salvador
La cruz es el símbolo más poderoso de la redención y el amor divino, pero ¿cuántas personas estuvieron cerca de ella sin comprender su verdadero significado? Desde los soldados romanos hasta los líderes religiosos, hubo quienes presenciaron el momento más trascendental de la historia y, aun así, permanecieron espiritualmente ciegos. Hoy día, muchos “caminan cerca de la cruz” en apariencia, pero en su corazón están lejos de Cristo. En este bosquejo, exploraremos cómo es posible estar físicamente cerca de la cruz, pero espiritualmente lejos del Salvador.
1. Los Soldados: Cerca de la Cruz, pero con Corazones Indiferentes
Texto de referencia:
“Y los soldados, cuando hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. También tomaron la túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.”
Juan 19:23-24 (RVR1960)
Los soldados estaban tan cerca del sacrificio supremo de Cristo que incluso tocaron su ropa, pero sus corazones permanecieron insensibles. En lugar de contemplar al Hijo de Dios entregando su vida, ellos estaban más preocupados por obtener un trofeo terrenal. Esto refleja una realidad dolorosa: es posible estar involucrado en actividades religiosas, tener acceso a las Escrituras y aún vivir sin reconocer la grandeza del sacrificio de Cristo.
En la actualidad, muchos viven la fe como algo superficial, buscando beneficios terrenales, sin entender el verdadero propósito de la cruz. Así como los soldados jugaron con las pertenencias de Jesús mientras ignoraban la redención que estaba ocurriendo ante sus ojos, muchos “juegan” con el evangelio, acudiendo a la iglesia solo por rutina o prestigio social, pero sin entregar su vida al Salvador.
La indiferencia espiritual endurece el corazón y cierra los ojos al verdadero poder de la cruz. Los soldados simbolizan a quienes se conforman con estar “cerca de la cruz” sin experimentar el poder transformador de Cristo.
2. Los Líderes Religiosos: Cerca de la Cruz, pero Llenos de Orgullo y Burla
Texto de referencia:
“Y el pueblo estaba mirando, y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.”
Lucas 23:35 (RVR1960)
Los líderes religiosos estuvieron presentes en el lugar de la crucifixión, pero en lugar de reconocer al Mesías prometido, se llenaron de orgullo y burla. Para ellos, Jesús representaba una amenaza a su posición y autoridad. A pesar de haber estudiado las Escrituras, sus corazones estaban cegados por el orgullo y la envidia.
El orgullo es un obstáculo poderoso que impide aceptar la gracia de Dios. Los fariseos y saduceos sabían todo sobre la ley, pero no reconocieron al Autor de la vida cuando estuvo frente a ellos. Este error sigue vigente: hay quienes conocen la Biblia, enseñan sobre Dios y ocupan posiciones de liderazgo en las iglesias, pero su corazón está lejos de Cristo.
Cuando el orgullo gobierna el corazón, es imposible acercarse al Salvador con humildad. La cruz no es un lugar para la soberbia, sino para la humillación y la rendición. Jesús, el Rey de reyes, se humilló hasta la muerte, y todo aquel que quiera seguirle debe despojarse de su propio orgullo y abrazar la cruz con fe y arrepentimiento sincero.
3. La Multitud: Cerca de la Cruz, pero Movida por la Curiosidad
Texto de referencia:
“Y todo el pueblo que estaba presente en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvía golpeándose el pecho.”
Lucas 23:48 (RVR1960)
La multitud que se reunió en el Gólgota estaba allí por curiosidad y sensacionalismo. Querían ver lo que sucedería con aquel hombre que había causado tanta controversia en Israel. Pero el espectáculo de la cruz no es un entretenimiento; es el acto supremo de amor y redención.
Hoy en día, muchas personas buscan experiencias espirituales por moda o por curiosidad, pero no están dispuestas a rendir sus vidas al Señor. Asisten a eventos cristianos o consumen contenido religioso sin un compromiso genuino con Cristo.
La fe auténtica no se basa en emociones pasajeras ni en la búsqueda de experiencias impactantes. La cruz demanda entrega total. La multitud se fue golpeándose el pecho, tal vez con remordimiento, pero no necesariamente con un verdadero arrepentimiento.
4. Simón de Cirene: Obligado a Llevar la Cruz, pero Transformado por Cristo
Texto de referencia:
“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevase la cruz.”
Marcos 15:21 (RVR1960)
Simón de Cirene no llegó al Gólgota por voluntad propia. Fue forzado a cargar la cruz de Jesús, pero este encuentro marcó su vida para siempre. Aunque al principio parecía una carga impuesta, se convirtió en una bendición que transformó su familia. Marcos menciona a sus hijos, Alejandro y Rufo, como creyentes conocidos en la comunidad cristiana.
Esto nos recuerda que a veces Dios utiliza circunstancias inesperadas para acercarnos a la cruz. Simón representa a quienes, por dolor o pruebas, llegan al lugar del sacrificio y encuentran vida. La cruz que al principio parece un peso insoportable se convierte en la fuente de la redención y el gozo eterno.
5. El Ladrón Arrepentido: Lejos en Pecado, pero Redimido en la Cruz
Texto de referencia:
“Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Lucas 23:42-43 (RVR1960)
Uno de los malhechores crucificados junto a Jesús reconoció su pecado y clamó por misericordia. Aunque estaba en la cruz por sus propios delitos, fue redimido en el último momento de su vida. Este relato es un testimonio de la gracia inmensa de Dios.
El ladrón no tenía méritos ni obras que ofrecer, pero su fe sencilla le abrió las puertas del paraíso. Esto demuestra que nunca es tarde para arrepentirse y que el poder de la cruz alcanza al más vil pecador que se humilla ante Cristo.
6. María y Juan: Permaneciendo al Pie de la Cruz con Amor y Fidelidad
Texto de referencia:
“Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.”
Juan 19:26-27 (RVR1960)
María, la madre de Jesús, y Juan, el discípulo amado, estuvieron presentes al pie de la cruz con un amor y una fidelidad conmovedora. A pesar del dolor y la tristeza, permanecieron junto al Salvador hasta el final.
Esto nos enseña que la verdadera fe no huye en tiempos de prueba, sino que permanece firme. La cruz no solo representa redención, sino también un llamado a amar y servir con fidelidad, incluso en medio del sufrimiento.
Conclusión
La cruz no es solo un símbolo o un evento histórico; es el lugar donde nuestra vida cambia para siempre. No basta con estar “cerca de la cruz” físicamente o por tradición; debemos estar en comunión con Cristo por fe. Reflexionemos si estamos viviendo una fe auténtica o si, como los soldados y la multitud, estamos simplemente observando desde lejos. Que la cruz nos lleve a una rendición total ante el Salvador.