Texto base: Filipenses 2:12-13:
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Introducción
La salvación es el don más precioso que hemos recibido de Dios por medio de Jesucristo. Es un regalo inmerecido que nos garantiza la vida eterna y la reconciliación con el Padre. Sin embargo, aunque la salvación es por gracia, somos llamados a vivir una vida que refleje esa gracia. En Filipenses 2:12-13, el apóstol Pablo nos exhorta a “ocuparnos” en nuestra salvación “con temor y temblor”. Esto no significa que debamos ganar nuestra salvación, sino que debemos cuidarla y caminar de una manera que glorifique a Dios.
En este bosquejo exploraremos qué significa cuidar nuestra salvación, por qué es importante y cómo hacerlo en nuestra vida diaria.
I. La Salvación: Un Regalo Inmerecido
A. La Salvación es un regalo gratuito de Dios (Efesios 2:8-9)
- La Biblia enseña claramente que no podemos ganar nuestra salvación. Efesios 2:8-9 dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
- La salvación no es el resultado de nuestras acciones ni de nuestra justicia, sino de la misericordia y la gracia de Dios. Por lo tanto, todo lo que tenemos es un regalo inmerecido que proviene de su amor.
B. Jesucristo, el mediador de nuestra salvación (Juan 14:6)
- Jesús mismo declara en Juan 14:6: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
- Él es el único camino a la salvación. Su sacrificio en la cruz es el fundamento sobre el cual se basa nuestra redención.
C. Nuestra responsabilidad de cuidar lo que hemos recibido (1 Pedro 1:5)
- Aunque somos guardados por el poder de Dios, también se nos llama a “ocuparnos” en nuestra salvación. Esto no significa que somos responsables de salvarnos a nosotros mismos, pero sí de vivir de acuerdo con esa salvación.
II. El Significado de “Ocuparse en la Salvación”
A. Vivir con temor y temblor (Filipenses 2:12)
- La expresión “con temor y temblor” no significa vivir con miedo constante, sino con una reverencia profunda hacia Dios. Implica una actitud de respeto y reconocimiento de la santidad de Dios y de nuestra responsabilidad como cristianos.
B. Cooperación con la obra de Dios en nosotros (Filipenses 2:13)
- Aunque se nos llama a ocuparnos en nuestra salvación, el versículo siguiente dice que es Dios quien obra en nosotros “el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Esto significa que Dios nos capacita, pero debemos responder a esa obra con obediencia activa.
C. Ejemplos bíblicos de cuidar la salvación
- Elías y su obediencia fiel: A pesar de la persecución, Elías cuidó su llamado y su relación con Dios (1 Reyes 19).
- Pablo: Aunque tenía una seguridad plena en su salvación, vivía una vida de servicio, obediencia y dedicación. En 1 Corintios 9:27, él dice: “Sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado”.
III. ¿Por Qué Debemos Cuidar Nuestra Salvación?
A. Para evitar el engaño del pecado (Hebreos 3:12-14)
- El pecado endurece el corazón y nos aleja de Dios. Hebreos 3:12-14 advierte sobre el peligro del pecado y la necesidad de perseverar en la fe: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo”.
- Vivir una vida descuidada puede llevarnos a caer en tentaciones y a perder nuestra sensibilidad hacia la voz de Dios.
B. Para mantener una vida santa (1 Pedro 1:15-16)
- Como hijos de Dios, estamos llamados a la santidad. 1 Pedro 1:15-16 nos exhorta: “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”.
- Cuidar nuestra salvación implica un compromiso continuo con la santidad y la obediencia a la Palabra de Dios.
C. Para dar testimonio al mundo (Mateo 5:14-16)
- Somos la luz del mundo y nuestra vida debe reflejar el carácter de Cristo. Si descuidamos nuestra salvación, nuestro testimonio será débil y el mundo no verá en nosotros la diferencia que el Evangelio produce.
IV. ¿Cómo Cuidar Nuestra Salvación?
A. Alimentándonos de la Palabra de Dios (Salmo 119:105)
- La Palabra de Dios es esencial para nuestra vida espiritual. El Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
- Leer y meditar en la Escritura diariamente nos mantiene enfocados en Dios y nos da sabiduría para vivir de acuerdo con Su voluntad.
B. Oración constante (1 Tesalonicenses 5:17)
- La oración es el medio por el cual nos mantenemos en comunión con Dios. 1 Tesalonicenses 5:17 nos exhorta: “Orad sin cesar”.
- A través de la oración, reconocemos nuestra dependencia de Dios y buscamos Su guía en cada aspecto de nuestra vida.
C. Vivir en comunidad (Hebreos 10:24-25)
- No podemos cuidar nuestra salvación solos. Necesitamos el apoyo y la rendición de cuentas de otros creyentes. Hebreos 10:24-25 nos anima a no dejar de congregarnos y a estimularnos al amor y las buenas obras.
- La iglesia local es el lugar donde somos fortalecidos, corregidos y animados en nuestro caminar con Cristo.
D. Ser obedientes a la dirección del Espíritu Santo (Romanos 8:14)
- El Espíritu Santo es quien nos guía y nos capacita para vivir una vida conforme a la voluntad de Dios. Romanos 8:14 nos dice: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”.
- Ser sensibles a la voz del Espíritu es crucial para cuidar nuestra salvación.
V. Los Frutos de Cuidar Nuestra Salvación
A. Crecimiento espiritual (2 Pedro 3:18)
- Cuando cuidamos nuestra salvación, experimentamos un crecimiento constante en nuestro conocimiento de Dios y en nuestra semejanza a Cristo. 2 Pedro 3:18 nos exhorta a crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
B. Paz y seguridad en nuestra relación con Dios (Isaías 26:3)
- Aquellos que viven cuidando su salvación experimentan la paz de Dios. Isaías 26:3 dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.
C. Recompensas eternas (2 Timoteo 4:7-8)
- Pablo, al final de su vida, pudo decir con confianza: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:7-8).
- Cuidar nuestra salvación tiene consecuencias eternas. Viviremos no solo con el gozo de una vida abundante en Cristo, sino con la esperanza de las recompensas que Dios ha prometido a los que le son fieles.
Conclusión
Cuidar nuestra salvación es un mandato bíblico que implica vivir una vida de obediencia, reverencia y entrega a Dios. No se trata de ganar nuestra salvación, sino de vivir de manera digna del llamado que hemos recibido, confiando en que Dios está obrando en nosotros. Vivamos con temor y temblor, conscientes de la grandeza del don que hemos recibido y decididos a ser luz en este mundo. Que nuestras vidas reflejen el carácter de Cristo mientras caminamos hacia el día en que estaremos para siempre en su presencia.