Texto base: Éxodo 14:13-14 (RVR1960)
“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.”
Introducción
El pueblo de Israel enfrentaba una de las pruebas más desafiantes de su historia: el Mar Rojo delante de ellos y el ejército egipcio detrás. Su miedo y desesperación eran comprensibles, pero en ese momento crítico, Dios habló a través de Moisés y les recordó una verdad poderosa: Dios no los había liberado de Egipto para dejarlos perecer. Del mismo modo, en nuestra vida cristiana enfrentamos momentos en los que parece que no hay salida. Sin embargo, debemos recordar que Dios es fiel para completar lo que ha comenzado (Filipenses 1:6).
En este bosquejo, exploraremos cómo la fidelidad de Dios y sus promesas nos llaman a avanzar y confiar plenamente en Él, recordándonos que no podemos volver atrás.
I. Recordando Quién Nos Llamó
Texto complementario: Éxodo 3:7-10
“Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel…”
Dios no es un espectador distante. Desde el principio, Él vio el sufrimiento de Israel en Egipto, escuchó sus clamores y se comprometió a liberarlos. Su llamado fue claro: llevarlos a una tierra prometida, no dejarlos en el desierto.
En nuestras vidas, enfrentamos desafíos similares al caminar en obediencia a la voluntad de Dios. Hay momentos en los que, como los israelitas, dudamos y nos preguntamos si sería mejor regresar a las “comodidades” de nuestro Egipto personal, incluso si eso significa volver a una vida de esclavitud espiritual. Sin embargo, Dios nos llama a recordar quién nos sacó y por qué lo hizo. Él tiene un propósito eterno para nosotros.
Cuando enfrentemos la tentación de mirar atrás, debemos recordar el carácter de Dios: Él es bueno, fiel y poderoso para cumplir su palabra. Como Jeremías 29:11 nos dice, sus planes para nosotros son de bien, no de mal, para darnos un futuro y una esperanza.
II. El Temor que Nos Paraliza
Texto complementario: Éxodo 14:10-12
“Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová… ¿Por qué nos has sacado de Egipto? Mejor nos fuera servir a los egipcios que morir nosotros en el desierto.”
El temor es una de las armas más efectivas del enemigo. Cuando los israelitas vieron al ejército egipcio acercándose, su fe vaciló y comenzaron a dudar de Dios. El miedo los hizo desear regresar a la esclavitud en lugar de enfrentar la incertidumbre del futuro con Dios.
En nuestra jornada espiritual, el miedo puede hacernos retroceder. Podemos temer al cambio, al fracaso, o incluso al sacrificio que implica seguir a Cristo. Sin embargo, el apóstol Pablo nos recuerda en 2 Timoteo 1:7 que Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio.
Debemos aprender a enfrentar el temor con fe. Esto no significa que nunca tendremos miedo, sino que elegimos confiar en Dios a pesar de él. Cuando miramos al Señor en lugar de a nuestras circunstancias, encontramos la fuerza para avanzar.
III. Dios Peleará por Nosotros
Texto complementario: Éxodo 14:13-14
“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.”
En medio de su desesperación, Dios les dio a los israelitas una promesa: Él mismo pelearía por ellos. No era su batalla, sino la de Dios. Esta es una lección clave para nosotros. A menudo, intentamos resolver las cosas con nuestras propias fuerzas, olvidando que Dios es quien nos guía y nos defiende.
Dios no solo pelea por nosotros; también nos llama a confiar en Él. La tranquilidad mencionada en este pasaje no es pasividad, sino una expresión de fe activa que descansa en la soberanía de Dios. Cuando enfrentemos desafíos, debemos recordar que no estamos solos. Como dice Romanos 8:31, “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
Nuestra tarea es confiar, orar y obedecer. Él se encargará del resto.
IV. El Camino Imposible que Dios Abre
Texto complementario: Éxodo 14:21-22
“Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por un fuerte viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda.”
Cuando los israelitas estaban atrapados entre el mar y el ejército egipcio, Dios hizo lo imposible. Abrió un camino donde no había ninguno. Este milagro no solo mostró su poder, sino también su compromiso con su pueblo.
En nuestra vida cristiana, Dios a menudo nos lleva a situaciones donde parece no haber salida, pero estas son oportunidades para ver su poder en acción. Él abre caminos en medio de nuestras crisis, mostrando que nada es imposible para Él (Lucas 1:37).
No debemos limitar a Dios a nuestra lógica o capacidad humana. Él es el Dios que hace lo imposible posible. Esto nos anima a seguir adelante, confiando en que Él abrirá caminos incluso en los lugares más oscuros.
V. Nunca Más Volver Atrás
Texto complementario: Éxodo 14:27-28
“Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.”
Dios no solo abrió un camino para Israel, sino que también destruyó a sus enemigos para siempre. Los egipcios que los habían oprimido durante años ya no representaban una amenaza. Esto nos enseña que cuando Dios nos libera, lo hace completamente.
Sin embargo, esto también requiere que nosotros tomemos una decisión firme de no regresar a nuestra antigua vida. Jesús dijo en Lucas 9:62 que nadie que pone la mano en el arado y mira atrás es apto para el reino de Dios. Avanzar con Dios significa cortar los lazos con el pasado y confiar en su guía para el futuro.
VI. Avanzando Hacia la Promesa
Texto complementario: Filipenses 3:13-14
“…olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
La vida cristiana es una jornada de fe que siempre nos llama hacia adelante. Como Pablo escribe en Filipenses, debemos olvidar lo que queda atrás y avanzar hacia la meta. Esto no significa ignorar nuestras experiencias pasadas, sino no permitir que nos definan o nos detengan.
Dios nos llama a una vida de propósito, llena de sus promesas. Pero para alcanzarlas, debemos estar dispuestos a avanzar, incluso cuando el camino es incierto. Su gracia es suficiente para sostenernos en cada paso.
Conclusión
Dios no nos trajo hasta aquí para dejarnos. Él tiene un propósito eterno para cada uno de nosotros, y su fidelidad nos asegura que podemos confiar en Él. Al igual que los israelitas, podemos enfrentar momentos en los que parece más fácil regresar atrás, pero debemos recordar que el Dios que nos llamó es el mismo que completará su obra en nosotros.
No importa cuán grandes sean los obstáculos, no volvamos atrás. Dios pelea por nosotros, abre caminos y nos guía hacia su promesa. ¡Sigamos adelante con fe, sabiendo que nuestro Dios es fiel!