Texto base: Lucas 16:19-31 (El Rico y Lázaro)
“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno…”
(Lucas 16:19-31, RVR1960)
Introducción
Desde que nacemos, vivimos en un tiempo limitado. Cada decisión que tomamos afecta nuestra vida terrenal, pero ¿qué hay de la vida después de la muerte? Jesús, a través del relato del rico y Lázaro, nos confronta con una pregunta crucial: ¿Dónde quieres pasar la eternidad?
Este relato no es una parábola común, sino una descripción clara de las realidades eternas. Habla de dos destinos: uno de consuelo y paz, y otro de tormento y separación. Hoy reflexionaremos en profundidad sobre este tema para que podamos entender las implicaciones eternas de nuestras decisiones terrenales.
I. La realidad de la muerte: Un destino inevitable para todos
Texto clave: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
1. La certeza de la muerte:
La Biblia nos enseña que la muerte es parte del ciclo de la vida en este mundo caído. No importa nuestra condición económica, social o física; todos enfrentaremos este destino. En el caso del rico y Lázaro, ambos murieron, lo que muestra que la muerte no hace excepciones.
- La universalidad de la muerte: El rico murió rodeado de lujos, mientras que Lázaro murió en la miseria. A pesar de sus diferencias, ambos tuvieron el mismo final terrenal.
- La fragilidad de la vida: Santiago 4:14 nos recuerda que la vida es como una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Reflexionemos: ¿qué estamos haciendo con el tiempo que se nos ha dado?
2. La transición inmediata:
El relato nos muestra que después de la muerte, ambos hombres enfrentaron inmediatamente su destino eterno.
- Lázaro fue llevado por los ángeles al “seno de Abraham”, que representa un lugar de descanso y comunión con Dios.
- El rico, en cambio, despertó en tormentos en el Hades, lo que indica un lugar de sufrimiento consciente.
Este pasaje refuta la idea de que hay un estado intermedio o “segunda oportunidad” después de la muerte. Una vez que morimos, enfrentamos el juicio de Dios.
3. El juicio divino:
La muerte es solo el comienzo de la eternidad. En Hebreos 9:27 vemos que después de la muerte viene el juicio. No seremos juzgados por nuestras posesiones o logros terrenales, sino por nuestra relación con Dios.
- La justicia de Dios: Él es un juez justo y no puede ser sobornado ni influenciado. Cada persona recibirá el destino eterno que corresponde según su fe y obras (Apocalipsis 20:12).
- Reflexión: ¿Estamos viviendo con la eternidad en mente o solo para satisfacer los deseos temporales?
II. Dos destinos eternos: El cielo y el infierno
Texto clave: “Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).
1. El cielo: Un destino glorioso para los redimidos
El “seno de Abraham” al que fue llevado Lázaro simboliza el cielo, un lugar de comunión eterna con Dios.
- Un lugar de consuelo: Apocalipsis 21:4 describe el cielo como un lugar donde Dios enjugará toda lágrima, y no habrá más muerte, llanto, clamor ni dolor.
- Un lugar de recompensa: En Juan 14:2-3, Jesús promete que está preparando moradas para quienes le siguen, un lugar de alegría eterna.
- Comunión con Dios: El cielo no solo es un lugar de belleza indescriptible, sino que su mayor gozo es estar en la presencia de nuestro Creador.
- Reflexión: ¿Estamos viviendo una vida que nos prepare para este destino?
2. El infierno: Un destino de tormento eterno
El rico despertó en el Hades, un lugar de tormento consciente y separación de Dios.
- Un lugar de sufrimiento: Jesús describe el infierno como un lugar donde el fuego nunca se apaga y el gusano no muere (Marcos 9:48).
- Separación total de Dios: En 2 Tesalonicenses 1:9, se menciona que el infierno implica una exclusión de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder.
- Sufrimiento consciente: El rico estaba plenamente consciente de su tormento y de la imposibilidad de escapar. Esto nos recuerda que el infierno no es un estado de inconsciencia, sino una experiencia real y eterna.
- Reflexión: ¿Estamos ignorando esta advertencia o estamos buscando a Dios mientras hay tiempo?
3. La gran separación:
En el relato, Abraham le dice al rico que hay un gran abismo entre los dos destinos, que nadie puede cruzar (Lucas 16:26). Esto enfatiza que nuestras decisiones en esta vida son definitivas. Una vez que cruzamos a la eternidad, ya no hay oportunidad de cambiar nuestro destino.
III. Las decisiones que determinan tu destino eterno
Texto clave: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
1. La necesidad de una relación con Dios:
La diferencia entre el destino de Lázaro y el del rico no fue su condición terrenal, sino su relación con Dios.
- Lázaro, aunque pobre y enfermo, tenía su esperanza puesta en Dios.
- El rico, aunque disfrutaba de lujos, vivió sin Dios y sin interés por las cosas eternas.
Reflexión: ¿Estamos buscando a Dios o estamos viviendo solo para nosotros mismos?
2. El arrepentimiento y la fe en Cristo:
La salvación no se gana por obras, sino por la gracia de Dios, recibida a través de la fe en Jesucristo.
- Arrepentimiento: Significa reconocer nuestro pecado, confesarlo y alejarnos de él.
- Fe en Cristo: Jesús es el único camino al Padre. No hay salvación en ningún otro nombre (Hechos 4:12).
Reflexión: ¿Hemos entregado nuestra vida completamente a Cristo?
3. Vivir con propósito eterno:
No se trata solo de creer, sino de vivir de manera que nuestra fe sea evidente en nuestras acciones (Santiago 2:17).
- Priorizar las cosas de Dios por encima de las cosas terrenales (Mateo 6:33).
- Reflexión: ¿Estamos invirtiendo en lo eterno o en lo pasajero?
IV. La advertencia: No esperar hasta que sea demasiado tarde
Texto clave: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6).
1. El clamor del rico:
En el tormento, el rico pidió que se advirtiera a sus hermanos (Lucas 16:27-28). Esto muestra que, aunque entendió demasiado tarde su error, aún quería evitar que otros sufrieran lo mismo.
2. La suficiencia de la Palabra de Dios:
Abraham respondió que los hermanos del rico ya tenían a Moisés y los profetas. Esto nos enseña que la Biblia es suficiente para guiarnos a la salvación.
3. El peligro de posponer la decisión:
Proverbios 27:1 nos advierte: “No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.” No debemos esperar a “otro día” para buscar a Dios.
V. La invitación: Escoge hoy dónde quieres pasar la eternidad
Texto clave: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19).
1. Dios te da una elección:
Cada día es una oportunidad para decidir si queremos seguir a Cristo o continuar alejados de Él.
2. Acepta el regalo de la salvación:
La salvación no se gana; es un regalo que se recibe por fe en Cristo (Efesios 2:8-9).
3. Vive con la eternidad en mente:
Invierte en lo eterno, comparte el evangelio y vive de manera que glorifiques a Dios en todo.
Conclusión
No hay decisión más importante que esta: ¿Dónde quieres pasar la eternidad? Hoy es el día de salvación. No dejes pasar esta oportunidad. Entrega tu vida a Cristo, y asegúrate de que tu destino sea con Él en la eternidad.
Oración final: Señor, ayúdanos a reflexionar sobre nuestras vidas y a tomar decisiones que nos acerquen a Ti. Queremos estar preparados para la eternidad. En el nombre de Jesús. Amén.