Texto base: Eclesiastés 11:9
“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.”
I. La Juventud: Un Tiempo de Alegría y Gozo
La Biblia reconoce la importancia de la juventud como una etapa especial en la vida del ser humano. El escritor de Eclesiastés, el rey Salomón, dirige un mensaje directo a los jóvenes y los anima a disfrutar esta fase con alegría.
El mandato “Alégrate, joven, en tu juventud” no es una sugerencia, sino una afirmación de que Dios diseñó la juventud para el disfrute. Sin embargo, esta alegría no debe confundirse con el libertinaje ni con una vida sin propósito. En muchas ocasiones, los jóvenes pueden sentirse presionados por la sociedad para vivir sin límites, pero la verdadera felicidad no se encuentra en placeres temporales, sino en una vida en comunión con Dios.
La juventud es un tiempo de energía, pasión y oportunidades. Sin embargo, muchas veces los jóvenes desperdician esta etapa en cosas sin valor eterno. La Palabra de Dios nos anima a encontrar gozo en cada momento, pero siempre con la sabiduría de que nuestras acciones tienen consecuencias.
El problema no es la alegría, sino cómo se busca. Muchos jóvenes persiguen la felicidad en el pecado, en relaciones destructivas, en placeres efímeros que eventualmente dejan un vacío. La verdadera alegría solo se encuentra en una relación con Dios, quien llena el corazón con un gozo duradero y genuino.
La juventud es un regalo de Dios y debe ser vivida con gratitud, pero también con discernimiento. Salomón invita a los jóvenes a disfrutar, pero les recuerda que la vida es pasajera y que cada decisión tiene implicaciones.
II. El Corazón del Joven y Sus Deseos
El texto dice: “Tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia”, lo que nos muestra que Dios no está en contra de que disfrutemos la vida. Sin embargo, hay una advertencia implícita: ¿qué llena nuestro corazón?
El corazón en la Biblia representa el centro de las emociones, deseos y pensamientos. El joven tiene un corazón inquieto, lleno de sueños, anhelos y aspiraciones. Quiere explorar el mundo, probar nuevas experiencias y vivir sin restricciones. Sin embargo, la Biblia nos advierte que “engañoso es el corazón más que todas las cosas” (Jeremías 17:9).
Es importante que el joven no solo siga sus impulsos, sino que los alinee con la voluntad de Dios. Muchas veces, las emociones pueden llevarnos por caminos equivocados. Un corazón no guiado por la Palabra de Dios puede hacer que tomemos decisiones que nos aparten de Él.
El mundo promueve la idea de “seguir tu corazón”, pero la Escritura nos llama a examinar nuestro corazón a la luz de la verdad de Dios. No todo lo que deseamos es bueno para nosotros. Proverbios 4:23 nos dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” Esto significa que las decisiones que tomamos en la juventud pueden definir nuestro futuro.
Por eso, es necesario someter nuestros deseos al Señor. Cuando buscamos a Dios en la juventud, Él nos guía por sendas de justicia y nos ayuda a tomar decisiones que traerán bendición y no dolor.
III. El Camino de la Vista y la Responsabilidad Personal
El versículo también dice: “Anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos”. Esta frase puede parecer un permiso para hacer lo que queramos, pero en realidad es una prueba de nuestra responsabilidad.
Los jóvenes son visuales y emocionales. Muchas veces toman decisiones basadas en lo que ven sin considerar las consecuencias. El enemigo usa la vista para atraer a los jóvenes hacia el pecado, ofreciéndoles placeres momentáneos que los alejan de Dios. La Biblia nos da ejemplos de esto:
- Eva vio que el fruto era agradable y lo comió (Génesis 3:6).
- David vio a Betsabé y pecó con ella (2 Samuel 11:2-4).
- Lot escogió la tierra según lo que vio, pero terminó en Sodoma (Génesis 13:10-12).
La vista puede ser engañosa si no es guiada por el Espíritu Santo. El mundo ofrece muchas cosas atractivas que parecen inofensivas, pero en realidad nos llevan a la destrucción.
Jesús dijo en Mateo 6:22-23: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas.” Esto significa que lo que permitimos entrar por nuestros ojos afecta nuestra vida espiritual.
Cada joven debe preguntarse: ¿Estoy dirigiendo mi vida por lo que veo o por la voluntad de Dios? La invitación a “andar en los caminos del corazón y la vista” no es un llamado al libertinaje, sino un llamado a ser conscientes de nuestras elecciones.
IV. El Juicio de Dios sobre Nuestras Decisiones
El versículo concluye con una advertencia clara: “Pero sabe que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.”
Este es el punto central del pasaje. Salomón no está diciendo que los jóvenes no puedan disfrutar la vida, sino que deben recordar que hay un Dios que juzga nuestras acciones.
Muchos jóvenes viven como si fueran inmunes a las consecuencias. Creen que la juventud es una etapa sin reglas y que más adelante podrán arrepentirse. Sin embargo, la Biblia nos dice que cada obra será traída a juicio. Gálatas 6:7-8 nos advierte: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”
Este juicio no es solo el juicio final, sino también las consecuencias naturales de nuestras acciones en la vida. Quienes viven en pecado cosecharán sufrimiento, mientras que quienes buscan a Dios cosecharán bendición y paz.
Dios no quiere que temamos su juicio, sino que vivamos sabiamente. Quiere que seamos conscientes de que nuestras decisiones tienen peso y que, al final, daremos cuenta de todo lo que hacemos.
V. El Llamado a la Sabiduría en la Juventud
Proverbios 1:7 dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” La verdadera sabiduría no está en seguir nuestro propio camino, sino en temer a Dios y obedecer su Palabra.
La juventud es un tiempo de decisiones. Es el momento en que se elige una carrera, una pareja, amistades y hábitos que definirán el futuro. Si estas decisiones se toman sin la guía de Dios, pueden traer dolor y sufrimiento.
Dios llama a los jóvenes a buscarle desde su temprana edad. En Eclesiastés 12:1 se nos dice: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos.” Este es un llamado urgente.
Muchos piensan que buscar a Dios es algo para cuando sean mayores, pero la mejor decisión que un joven puede tomar es rendir su vida a Cristo y vivir con propósito.
Conclusión
Eclesiastés 11:9 no es un llamado al placer sin límites, sino una exhortación a disfrutar la vida con sabiduría y responsabilidad.
La juventud es un tiempo hermoso, pero pasajero. Lo que sembremos en esta etapa determinará nuestro futuro. Dios nos da la libertad de elegir, pero nos recuerda que nuestras elecciones tienen consecuencias.
El mejor camino para el joven es buscar a Dios, vivir en obediencia y disfrutar la vida dentro de sus principios. Solo en Cristo encontramos la verdadera alegría y satisfacción.
Reflexión final
Joven, Dios te ama y tiene un propósito para ti. Vive con gozo, pero también con sabiduría. Busca al Señor hoy y Él dirigirá tu camino.