Texto base: Eclesiastés 12:1
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años en los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”
I. La importancia de recordar a Dios en la juventud
La juventud es una etapa de vitalidad, sueños y decisiones. En este período de la vida, muchas veces las personas tienden a vivir sin pensar en Dios, postergando su relación con Él para un momento más avanzado de la vida. Sin embargo, la Escritura nos exhorta claramente a recordar a nuestro Creador en la juventud.
Recordar a Dios no significa simplemente reconocer Su existencia, sino vivir en comunión con Él, obedecer Su Palabra y depender de Su dirección. La juventud es el tiempo ideal para cimentar una relación sólida con el Señor, porque las decisiones que se toman en esta etapa afectan todo el futuro.
Salomón, en su sabiduría, nos advierte que vendrán días difíciles en la vida, y si no hemos construido nuestra fe desde jóvenes, será más complicado sostenernos en medio de las pruebas. Muchos jóvenes se dejan llevar por el placer, la independencia y el deseo de experimentar el mundo, olvidando que la vida sin Dios es vacía.
Jesús también nos enseñó que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo el corazón, alma y mente (Mateo 22:37). Cuando aprendemos a amarlo desde nuestra juventud, evitamos muchos errores y sufrimientos innecesarios.
Es un llamado a invertir nuestra juventud en lo eterno, en lo que verdaderamente trasciende. No es simplemente una sugerencia, sino una advertencia llena de amor: recordar a Dios es la mejor decisión que alguien puede tomar en su juventud.
II. La tentación de olvidar a Dios en la juventud
El mundo ofrece muchas distracciones que pueden llevar a un joven a olvidar a Dios. En una época donde la tecnología, las redes sociales, las amistades y las ambiciones personales ocupan la mayor parte del tiempo, es fácil alejarse de la presencia de Dios.
La juventud es una etapa donde las pasiones y deseos parecen dominar. Muchos creen que la vida cristiana es demasiado restrictiva y prefieren vivir sin compromisos espirituales. Sin embargo, esta mentalidad es peligrosa, porque el pecado es engañoso y promete felicidad mientras encadena el alma.
En la Biblia encontramos ejemplos de jóvenes que decidieron seguir a Dios a pesar de las dificultades. Daniel, por ejemplo, era joven cuando fue llevado cautivo a Babilonia, pero decidió no contaminarse con las costumbres paganas del rey (Daniel 1:8). José, a pesar de ser vendido como esclavo, mantuvo su fidelidad a Dios y no cedió ante la tentación (Génesis 39:9).
El problema no es solo olvidar a Dios en la juventud, sino lo difícil que puede ser regresar a Él después de haber caído en la trampa del pecado. Muchos terminan atrapados en adicciones, relaciones destructivas o filosofías contrarias a la verdad de Dios.
Es por eso que la advertencia de Salomón es tan relevante. Nos dice que debemos recordar a nuestro Creador antes de que vengan los días malos, porque si no estamos cimentados en Dios desde temprano, enfrentaremos el futuro sin esperanza ni propósito.
III. Las consecuencias de una juventud sin Dios
Cuando un joven decide vivir sin Dios, inevitablemente enfrenta las consecuencias de esa elección. La vida sin Dios lleva a la insatisfacción, el vacío y el sufrimiento. Salomón, quien tuvo riquezas, poder y placeres, terminó reconociendo que todo lo que el mundo ofrece es vanidad (Eclesiastés 1:2).
Muchos jóvenes creen que pueden manejar su vida sin Dios, pero tarde o temprano se dan cuenta de que el mundo no puede llenar el vacío del alma. La depresión, la ansiedad y la desesperanza son comunes en aquellos que han intentado buscar sentido en lo material o en el placer.
La Biblia nos muestra ejemplos de personas que sufrieron por apartarse de Dios. El hijo pródigo pensó que su felicidad estaba en el dinero y la diversión, pero terminó en ruina, alimentando cerdos y sintiéndose miserable (Lucas 15:11-17).
Sin Dios, las decisiones que tomamos en la juventud pueden llevarnos a caminos de dolor. Relaciones equivocadas, malas amistades, adicciones y desvíos morales pueden marcar nuestra vida de manera irreversible.
El pecado siempre cobra factura, y muchas veces el precio es la paz, la estabilidad y la relación con Dios. Es por eso que Salomón nos llama a recordar a nuestro Creador antes de que lleguen los días en que lamentemos nuestras decisiones.
IV. El tiempo es limitado: aprovecha tu juventud para Dios
La juventud no es eterna. Aunque en esta etapa se siente como si el tiempo fuera ilimitado, la realidad es que la vida pasa rápidamente. Salomón nos recuerda que los días malos llegarán, es decir, vendrán momentos de dificultad donde la fuerza, la energía y las oportunidades ya no serán las mismas.
Cada persona tiene un tiempo asignado en la tierra, y la forma en que usamos nuestra juventud determinará el tipo de vida que tendremos más adelante. Moisés, en el Salmo 90:12, nos exhorta: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.”
Vivir cada día para Dios en la juventud es invertir en la eternidad. Aquellos que buscan al Señor temprano en la vida disfrutan de una relación más profunda con Él y tienen la oportunidad de impactar a otros con su testimonio.
El apóstol Pablo exhorta a Timoteo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Dios quiere usar a los jóvenes para Su gloria, pero esto requiere que estén dispuestos a consagrar su vida a Él.
Cada día sin Dios es un día perdido. No debemos esperar hasta la vejez para buscarlo, porque el mejor tiempo para servirle es ahora.
V. Las bendiciones de recordar a Dios en la juventud
Vivir para Dios en la juventud no solo evita sufrimientos innecesarios, sino que también trae bendiciones y propósito. La vida cristiana no es una carga, sino un camino de gozo y plenitud.
Dios promete guiar a aquellos que le buscan con sinceridad. En Proverbios 3:5-6 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
Los jóvenes que ponen a Dios en primer lugar experimentan Su dirección en cada área de sus vidas. Encuentran propósito, gozo verdadero y una paz que el mundo no puede ofrecer.
Además, la Biblia nos enseña que Dios honra a aquellos que le honran. Cuando Daniel decidió no contaminarse, Dios lo exaltó y le dio sabiduría (Daniel 1:17-20).
Servir a Dios desde la juventud abre la puerta a una vida llena de bendiciones, tanto en esta tierra como en la eternidad.
VI. Un llamado a la acción: Decide hoy vivir para Dios
El mensaje de Eclesiastés 12:1 es claro: el mejor momento para buscar a Dios es ahora. No debemos postergar nuestra relación con Él, porque el tiempo es corto y la vida sin Dios es vacía.
Este es un llamado a cada joven a rendir su vida a Cristo, a decidir caminar en obediencia y fe desde ahora. No importa cuál haya sido el pasado, siempre hay una oportunidad para comenzar de nuevo con Dios.
Jesús está dispuesto a recibir a cualquiera que venga a Él con un corazón sincero. Hoy es el día de recordar a nuestro Creador y vivir para Su gloria.
Este bosquejo proporciona una enseñanza profunda y clara sobre la importancia de buscar a Dios en la juventud. ¡Espero que sea de bendición para ti y para quienes lo escuchen!

 
			

