Bosquejo: El Peligro de Mirar Atrás

Texto base: Lucas 9:62

“Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” (Lucas 9:62, RVR1960)

Introducción

Mirar atrás puede ser una gran tentación en la vida del creyente. En muchas ocasiones, los recuerdos del pasado, las derrotas, las caídas y hasta los placeres de la vida antigua pueden ser una distracción peligrosa en nuestro caminar con Cristo. Jesús advierte con claridad en Lucas 9:62 que aquel que se compromete con Dios debe mantener su mirada firme en el propósito del reino.

La Biblia nos enseña de múltiples maneras la importancia de seguir adelante sin regresar a lo que dejamos atrás. Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo, encontramos advertencias y ejemplos claros sobre lo que sucede cuando una persona decide mirar atrás. En este bosquejo, analizaremos los peligros de mirar atrás y cómo podemos mantener nuestros ojos fijos en Jesús.

1. El ejemplo de la esposa de Lot: Una advertencia de destrucción

Texto base: Génesis 19:26 “Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.” (Génesis 19:26, RVR1960)

Uno de los ejemplos más impactantes sobre el peligro de mirar atrás es la historia de la esposa de Lot. Dios había decidido destruir Sodoma y Gomorra debido a la maldad de sus habitantes. Lot y su familia fueron advertidos por los ángeles que debían salir sin mirar atrás, pero su esposa desobedeció la orden divina y, como consecuencia, se convirtió en una estatua de sal.

¿Por qué miró atrás? Probablemente tenía un apego emocional a la ciudad, quizás sentía nostalgia por la vida que dejaba atrás. Este apego la llevó a la desobediencia y al juicio de Dios.

Este relato nos enseña que mirar atrás puede significar perder lo que Dios tiene para nosotros. Muchas veces, el pasado ejerce una atracción peligrosa, especialmente cuando no hemos renunciado completamente a él. La esposa de Lot nos recuerda que cuando Dios nos llama a avanzar, no debemos aferrarnos a lo que Él ya ha decidido remover de nuestras vidas.

En nuestra vida cristiana, Dios nos llama a dejar el pecado, la vieja manera de vivir y todo lo que nos aparta de Él. No podemos seguir a Cristo si todavía anhelamos lo que dejamos atrás. Nuestra mirada debe estar puesta en la nueva vida que Dios nos ha dado y en el propósito que tiene para nosotros.

2. Israel en el desierto: El deseo de volver a Egipto

Texto base: Números 11:4-6 “Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.” (Números 11:4-6, RVR1960)

El pueblo de Israel experimentó el poder de Dios cuando fueron liberados de Egipto. Sin embargo, a pesar de haber visto las maravillas y milagros de Dios, su corazón anhelaba regresar a la esclavitud. Preferían la comida de Egipto antes que la provisión de Dios en el desierto.

Esta actitud demuestra que, aunque físicamente habían salido de Egipto, su corazón aún estaba allí. Miraban atrás porque no confiaban plenamente en Dios. Creían que su pasado era mejor que su presente, y esto los llevó a murmurar y rebelarse contra Dios.

Hoy en día, muchos creyentes enfrentan la misma lucha. Dios los ha sacado de la esclavitud del pecado, pero cuando enfrentan dificultades, comienzan a desear las cosas del pasado. Olvidan que lo que Dios tiene para ellos es mucho mejor que lo que dejaron atrás.

Mirar atrás con nostalgia puede hacernos perder la visión de lo que Dios está haciendo en nuestro presente. Como cristianos, debemos confiar en que Dios nos lleva hacia un futuro mejor, aunque el camino no siempre sea fácil.

3. El joven rico: La tristeza de no querer dejar el pasado

Texto base: Marcos 10:21-22 “Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.” (Marcos 10:21-22, RVR1960)

El joven rico tenía un deseo genuino de seguir a Jesús, pero había algo que lo ataba: su amor por las riquezas. Cuando Jesús le pidió que dejara todo y lo siguiera, su mirada se quedó en lo que tenía en este mundo y no en lo que podía ganar en el cielo.

Mirar atrás no siempre significa volver al pecado, a veces significa aferrarse a lo que Dios nos pide soltar. Jesús le ofrecía algo mucho mayor que sus riquezas: vida eterna, pero él no pudo desprenderse de su pasado.

Este pasaje nos muestra que no solo debemos dejar atrás el pecado, sino también todo aquello que nos impida seguir a Cristo completamente. Puede ser una relación, una comodidad, un sueño personal o cualquier otra cosa que nos impida rendirnos totalmente a Dios.

Si miramos atrás y nos aferramos a lo que Dios nos está pidiendo dejar, podríamos perder el propósito divino para nuestras vidas. La verdadera felicidad está en seguir a Cristo sin reservas, confiando en que lo que Él nos ofrece es infinitamente mejor.

4. Pablo: Dejando atrás el pasado para avanzar

Texto base: Filipenses 3:13-14 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14, RVR1960)

Pablo nos da un ejemplo claro de lo que significa no mirar atrás. Antes de conocer a Cristo, él había sido un perseguidor de la iglesia, un hombre religioso que confiaba en su propia justicia. Pero cuando tuvo un encuentro con Jesús, dejó atrás su pasado y se enfocó en la meta del llamado divino.

El pasado de Pablo pudo haberlo paralizado. Podría haberse sentido culpable por haber perseguido a los cristianos o aferrado a su vida anterior de prestigio y reconocimiento. Sin embargo, él entendió que su propósito estaba en Cristo y decidió olvidar lo que quedaba atrás.

En la vida cristiana, es esencial dejar atrás los errores, fracasos y hasta los logros del pasado para seguir creciendo. Muchas personas se quedan atrapadas en el ayer, lamentando lo que hicieron o dejaron de hacer. Pero Dios nos llama a avanzar, a mirar hacia adelante y a confiar en que el futuro en Cristo es mayor que cualquier cosa pasada.

5. Jesús: Nuestra mirada debe estar en Él

Texto base: Hebreos 12:1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:1-2, RVR1960)

La clave para no mirar atrás es mantener nuestros ojos en Jesús. Él es nuestro ejemplo supremo, quien soportó la cruz por el gozo que había delante de Él. Si queremos seguir adelante sin volver al pasado, debemos enfocarnos en Cristo.

El mundo, las circunstancias y nuestras propias emociones intentarán desviarnos, pero si fijamos nuestra mirada en Jesús, podremos continuar la carrera de la fe sin distracciones.

Conclusión

Mirar atrás es un peligro que puede alejarnos del propósito de Dios. La esposa de Lot, Israel en el desierto, el joven rico y otros ejemplos nos enseñan que el pasado puede convertirse en un obstáculo si no lo dejamos atrás. Pero en Cristo tenemos la oportunidad de avanzar, dejando atrás lo que nos estorba y fijando nuestra mirada en Él.

Alejandro Rodriguez

Mi nombre es Alejandro Rodríguez y soy un hombre profundamente devoto a Dios. Desde que tengo memoria, siempre he sentido una presencia en mi vida, pero no fue hasta un momento muy particular que esa presencia se convirtió en el centro de todo lo que soy y hago.Soy el orgulloso padre de tres maravillosos hijos: Daniel, Pablo y María. Cada uno de ellos ha sido una bendición en mi vida, y a través de ellos, he aprendido el verdadero significado de la fe y la responsabilidad. Ahora también tengo el privilegio de ser abuelo de dos nietos, Miguel y Santiago, quienes llenan mi corazón de alegría y esperanza para el futuro.La historia de mi devoción a Dios comenzó en un momento oscuro de mi vida. Cuando tenía 35 años, pasé por una experiencia que lo cambió todo. Sufrí un accidente automovilístico muy grave, uno que, según los médicos, era casi imposible de sobrevivir. Recuerdo haber estado atrapado entre los hierros del coche, sintiendo que el final estaba cerca. En ese instante, mientras luchaba por respirar, una paz indescriptible me envolvió. Sentí una mano invisible que me sostenía y una voz en lo más profundo de mi ser que me decía: "No es tu hora, aún tienes una misión por cumplir".Sobreviví al accidente contra todo pronóstico médico, y esa experiencia me llevó a reevaluar mi vida y a buscar más profundamente el propósito que Dios tenía para mí. Me di cuenta de que había estado viviendo sin una dirección clara, enfocado en lo material y lo inmediato, pero ese encuentro con lo divino me mostró que había algo mucho más grande que yo debía hacer.Así nació Sermones Cristianos, un sitio web que fundé con el único propósito de difundir el mensaje de Dios a todo el mundo. Creé este espacio para que cualquiera, en cualquier lugar, pudiera acceder a la palabra de Dios y encontrar consuelo, guía y esperanza en sus momentos más difíciles, tal como yo lo hice. Mi misión es llevar el amor y el consuelo de Dios a aquellos que lo necesitan, a través de sermones inspiradores y mensajes de fe.Cada día, al despertar, agradezco a Dios por la nueva oportunidad de servirle. Mi vida ha sido un testimonio de la gracia y el poder de Dios, y mi mayor anhelo es compartir esa experiencia con los demás, para que también puedan sentir su presencia en sus vidas.

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