Bosquejo: El Regalo de Dios

Texto Base: Romanos 6:23

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Introducción

Los regalos son una muestra de amor, aprecio y generosidad. Cuando alguien nos da un regalo, no lo hemos ganado ni merecido; es simplemente un obsequio. En la Biblia, Dios nos habla de un regalo supremo, algo que no podemos comprar ni obtener por nuestro propio esfuerzo: la salvación y la vida eterna a través de Jesucristo. Este regalo es la expresión más grande del amor de Dios hacia la humanidad.

Hoy exploraremos “El Regalo de Dios” a través de las Escrituras, viendo su significado, su costo, su propósito y cómo debemos responder a él.

I. El Regalo de Dios es la Vida Eterna

Romanos 6:23

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

1. La Condición del Hombre Sin Cristo

La primera parte de este versículo nos muestra una verdad difícil: el pecado tiene consecuencias. El pecado separa al hombre de Dios y lo lleva a la muerte espiritual y eterna. Desde el principio, cuando Adán y Eva pecaron, la humanidad quedó bajo la condenación del pecado.

La Biblia dice en Romanos 3:23:
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Esto significa que por nosotros mismos no podemos alcanzar la salvación. No importa cuánto nos esforcemos en hacer buenas obras, nunca seremos lo suficientemente santos para alcanzar a Dios por nuestra cuenta.

2. La Solución de Dios: Su Regalo

Aunque la paga del pecado es muerte, Dios no nos dejó sin esperanza. La segunda parte de Romanos 6:23 nos dice que Dios nos ofrece un regalo: la vida eterna en Cristo Jesús.

Este regalo no se gana, ni se compra, ni se merece. Es una dádiva, un obsequio inmerecido que Dios nos ofrece por gracia.

En Efesios 2:8-9, Pablo nos recuerda:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

La salvación no depende de nuestras acciones, sino de la gracia de Dios.

II. El Regalo de Dios Fue Pagado a un Alto Precio

Isaías 53:5

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

1. La Salvación No Es Gratis, Pero Sí Es Un Regalo

Aunque la salvación es un regalo gratuito para nosotros, costó un precio inmenso. Jesucristo pagó por nuestra redención con su propia vida.

El pecado debía ser castigado, pero Jesús tomó nuestro lugar. En la cruz, Él sufrió el castigo que merecíamos. Fue herido, golpeado y crucificado para que nosotros pudiéramos ser reconciliados con Dios.

En 1 Pedro 1:18-19, la Biblia dice:
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.”

Cristo derramó su sangre porque era la única manera de pagar por nuestros pecados.

2. El Amor de Dios Manifestado en la Cruz

Este regalo es la mayor muestra de amor jamás vista.

Jesús dijo en Juan 15:13:
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”

Y en Romanos 5:8, Pablo escribe:
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Dios no esperó a que nos hiciéramos dignos de su amor; Él nos amó primero y nos dio el regalo de la salvación.

III. El Propósito del Regalo de Dios

Juan 10:10

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Dios no solo nos ofrece salvación, sino también una vida plena en Cristo.

1. Vida Abundante en la Tierra

El regalo de Dios no es solo para el futuro, sino que comienza ahora. Cuando aceptamos a Cristo, recibimos una nueva vida llena de paz, propósito y comunión con Dios.

Jesús vino a darnos una vida transformada, una vida en la que ya no vivimos esclavos del pecado, sino como hijos de Dios.

En 2 Corintios 5:17, la Biblia dice:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

2. Vida Eterna con Dios

El regalo de Dios también nos garantiza un destino eterno en su presencia.

Jesús prometió en Juan 14:2-3:
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

Como hijos de Dios, nuestra esperanza es estar con Él por la eternidad.

IV. Nuestra Respuesta al Regalo de Dios

Juan 1:12

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”

Aunque el regalo de Dios está disponible para todos, cada persona debe decidir aceptarlo.

1. Recibir a Cristo con Fe

No basta con saber que Dios nos ofrece el regalo de la salvación; debemos recibirlo por fe.

En Romanos 10:9, se nos dice cómo hacerlo:
“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”

La fe en Cristo es el único requisito para recibir este regalo.

2. Vivir en Gratitud y Obediencia

Cuando alguien nos da un regalo valioso, nuestra respuesta natural es agradecimiento. Del mismo modo, si hemos recibido la salvación, debemos vivir para glorificar a Dios.

En Efesios 2:10, Pablo dice:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

No hacemos buenas obras para ser salvos, sino porque somos salvos y queremos honrar a Dios con nuestra vida.

Conclusión

El regalo de Dios es la manifestación más grande de su amor por la humanidad. No es algo que podamos ganar con nuestras obras ni con nuestra propia justicia, sino un regalo inmerecido que Él nos ofrece por su gracia. La salvación y la vida eterna en Cristo Jesús son la respuesta divina a nuestra condición pecaminosa.

Este regalo es gratuito para nosotros, pero tuvo un costo inmenso: la muerte de Jesús en la cruz. Allí, Él llevó sobre sí nuestro pecado, nuestra culpa y nuestro castigo para que nosotros pudiéramos ser reconciliados con Dios y disfrutar de una vida nueva y eterna.

Dios no nos obliga a aceptar este regalo; Él lo ofrece con amor y paciencia, esperando que cada uno de nosotros decida recibirlo. Cada ser humano tiene dos opciones: rechazarlo y enfrentar la condenación eterna, o recibirlo con fe y disfrutar de una relación eterna con Dios.

Si todavía no has aceptado el regalo de Dios, hoy es el día de salvación. La Biblia dice en 2 Corintios 6:2:
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”

No dejes pasar la oportunidad de recibir este don maravilloso. No hay mayor bendición que saber que tu alma está segura en las manos de Dios. Y si ya has recibido este regalo, entonces vívelo con gratitud, compartiéndolo con otros y glorificando a Dios con tu vida.

Oración Final

“Señor Dios Todopoderoso, gracias por el regalo incomparable de la salvación y la vida eterna en Cristo Jesús. Reconozco que no merezco tu gracia, pero me humillo ante Ti y acepto con gratitud el sacrificio de tu Hijo en la cruz. Te pido que entres en mi corazón, que perdones mis pecados y que transformes mi vida conforme a tu voluntad. Ayúdame a vivir cada día en gratitud, obediencia y amor hacia Ti. Que pueda compartir este regalo con otros y ser un reflejo de tu gracia en el mundo. En el nombre de Jesús. Amén.”

Alejandro Rodriguez

Mi nombre es Alejandro Rodríguez y soy un hombre profundamente devoto a Dios. Desde que tengo memoria, siempre he sentido una presencia en mi vida, pero no fue hasta un momento muy particular que esa presencia se convirtió en el centro de todo lo que soy y hago.Soy el orgulloso padre de tres maravillosos hijos: Daniel, Pablo y María. Cada uno de ellos ha sido una bendición en mi vida, y a través de ellos, he aprendido el verdadero significado de la fe y la responsabilidad. Ahora también tengo el privilegio de ser abuelo de dos nietos, Miguel y Santiago, quienes llenan mi corazón de alegría y esperanza para el futuro.La historia de mi devoción a Dios comenzó en un momento oscuro de mi vida. Cuando tenía 35 años, pasé por una experiencia que lo cambió todo. Sufrí un accidente automovilístico muy grave, uno que, según los médicos, era casi imposible de sobrevivir. Recuerdo haber estado atrapado entre los hierros del coche, sintiendo que el final estaba cerca. En ese instante, mientras luchaba por respirar, una paz indescriptible me envolvió. Sentí una mano invisible que me sostenía y una voz en lo más profundo de mi ser que me decía: "No es tu hora, aún tienes una misión por cumplir".Sobreviví al accidente contra todo pronóstico médico, y esa experiencia me llevó a reevaluar mi vida y a buscar más profundamente el propósito que Dios tenía para mí. Me di cuenta de que había estado viviendo sin una dirección clara, enfocado en lo material y lo inmediato, pero ese encuentro con lo divino me mostró que había algo mucho más grande que yo debía hacer.Así nació Sermones Cristianos, un sitio web que fundé con el único propósito de difundir el mensaje de Dios a todo el mundo. Creé este espacio para que cualquiera, en cualquier lugar, pudiera acceder a la palabra de Dios y encontrar consuelo, guía y esperanza en sus momentos más difíciles, tal como yo lo hice. Mi misión es llevar el amor y el consuelo de Dios a aquellos que lo necesitan, a través de sermones inspiradores y mensajes de fe.Cada día, al despertar, agradezco a Dios por la nueva oportunidad de servirle. Mi vida ha sido un testimonio de la gracia y el poder de Dios, y mi mayor anhelo es compartir esa experiencia con los demás, para que también puedan sentir su presencia en sus vidas.

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