Texto base: Apocalipsis 22:12-13
“He aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.”
Introducción
El libro de Apocalipsis culmina con una de las promesas más importantes de la fe cristiana: el regreso de Jesucristo. Estas palabras de Jesús, “He aquí yo vengo pronto”, no son solo una afirmación de Su regreso, sino también una invitación a reflexionar sobre nuestra vida, nuestra fe y nuestro propósito. Este mensaje tiene dos componentes esenciales: la esperanza para quienes están en Cristo y la urgencia para quienes aún no lo han recibido como Salvador.
En este bosquejo exploraremos cinco aspectos clave de este mensaje: (1) la promesa de Su regreso, (2) el galardón que traerá consigo, (3) la identidad de Cristo como el Alfa y la Omega, (4) nuestra respuesta como creyentes y (5) las implicaciones prácticas de Su venida.
I. La Promesa del Regreso de Cristo
A. La certeza del regreso (Juan 14:2-3)
Jesús afirmó repetidamente que regresaría para cumplir las promesas hechas a los creyentes. En Juan 14:2-3, Jesús dice: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
- Un regreso respaldado por la fidelidad de Dios
Dios no miente ni cambia de opinión (Números 23:19). La promesa de Jesús de regresar es una extensión de Su carácter fiel y verdadero. Esto nos da plena confianza de que Su regreso no es una ilusión, sino una realidad futura. - El regreso como cumplimiento del plan redentor
Desde Génesis, Dios trazó un plan para redimir a la humanidad caída. El regreso de Cristo marca la culminación de ese plan, trayendo a los creyentes a una eternidad de comunión con Él.
B. La inminencia del regreso (“He aquí yo vengo pronto”)
La frase “yo vengo pronto” parece contradictoria dado que han pasado más de dos mil años desde que fue pronunciada. Sin embargo, es importante entender que “pronto” no se refiere a tiempo cronológico humano, sino a la urgencia con la que debemos vivir.
- El tiempo de Dios es diferente al nuestro (2 Pedro 3:8-9)
Pedro explica que para Dios, un día es como mil años y mil años como un día. Lo que puede parecer una tardanza para nosotros es, en realidad, paciencia divina para dar oportunidad al arrepentimiento. - La necesidad de estar preparados constantemente
Jesús enseñó en varias parábolas (como la de las diez vírgenes en Mateo 25:1-13) la importancia de estar listos en todo momento. No sabemos el día ni la hora, pero sabemos que Su regreso es seguro. - Un mensaje de esperanza en tiempos de incertidumbre
Para los primeros cristianos, enfrentando persecuciones y adversidades, la promesa de Su regreso era una fuente de consuelo. Hoy, en un mundo lleno de incertidumbre, esta misma promesa nos anima a perseverar.
II. El Galardón de Su Venida
A. Recompensa para los fieles
Apocalipsis 22:12 menciona que Cristo trae consigo Su galardón para recompensar a cada uno según sea su obra. Este galardón no es un premio terrenal, sino una recompensa eterna.
- El principio de la recompensa en la Escritura
Desde el Antiguo Testamento, se destaca que Dios recompensa a los que le buscan con fidelidad (Proverbios 11:18). Jesús amplió este concepto en el Nuevo Testamento, prometiendo recompensas específicas a quienes viven en obediencia. - Diferentes tipos de recompensas
a. La corona de justicia (2 Timoteo 4:8): Reservada para quienes aman Su venida.
b. La corona incorruptible (1 Corintios 9:25): Para quienes perseveran en la disciplina espiritual.
c. La corona de vida (Santiago 1:12): Dada a quienes soportan pruebas con fidelidad.
d. La corona de gloria (1 Pedro 5:4): Para los líderes espirituales que pastorean con integridad.
B. Advertencia para los no preparados
El galardón que trae Cristo también incluye juicio para quienes han rechazado Su gracia.
- El juicio según las obras (Apocalipsis 20:12)
Todos serán juzgados según sus acciones, pero solo los que han sido lavados por la sangre del Cordero estarán libres de condenación. - La separación eterna (Mateo 25:31-46)
Jesús mismo habló de la separación final entre las ovejas (los justos) y los cabritos (los impíos). Esta separación es definitiva y eterna, lo que resalta la importancia de estar preparados.
III. La Identidad de Cristo: Alfa y Omega
A. La eternidad de Cristo
Jesús declara: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.” Esto subraya Su naturaleza eterna y divina.
- Cristo como el creador (Colosenses 1:16)
Todas las cosas fueron creadas por medio de Él y para Él. Esto establece a Cristo como el inicio de todo lo que existe. - Cristo como el consumador de todas las cosas
En Apocalipsis, vemos que Jesús no solo inició la historia de la redención, sino que la llevará a su culminación gloriosa.
B. La soberanía de Cristo
Como el Alfa y la Omega, Jesús tiene autoridad total sobre el universo.
- El cumplimiento de todas las profecías
Desde Génesis hasta Apocalipsis, todas las profecías encuentran su cumplimiento en Cristo. Él es el centro de las Escrituras y de la historia humana. - La victoria final sobre el mal
En Su venida, Cristo derrotará definitivamente a Satanás y establecerá Su reino eterno (Apocalipsis 20:10; 21:1-4).
IV. La Respuesta de los Creyentes: Estar Preparados
A. Vivir en santidad
- La santidad como estilo de vida (1 Pedro 1:15-16)
Dios nos llama a ser santos porque Él es santo. Esto implica apartarnos del pecado y vivir de acuerdo con Su voluntad. - Reflejar la luz de Cristo (Efesios 5:8-10)
Como hijos de luz, nuestras acciones deben glorificar a Dios y dar testimonio de Su gracia.
B. Cumplir la misión de Dios
- La Gran Comisión (Mateo 28:19-20)
La tarea de predicar el evangelio no termina hasta que Cristo regrese. Como creyentes, estamos llamados a compartir Su mensaje con todos. - Edificar la iglesia
Nuestra preparación no es solo individual, sino también colectiva. Debemos animarnos mutuamente y trabajar juntos para fortalecer el cuerpo de Cristo.
C. Perseverar en la fe
- La importancia de la perseverancia (Gálatas 6:9)
No debemos cansarnos de hacer el bien, incluso cuando los resultados no sean inmediatos. - Mantener la esperanza viva (Hebreos 10:23)
La esperanza en Su regreso debe ser el ancla que nos mantenga firmes en medio de las dificultades.
V. Las Implicaciones de Su Venida
A. Confortar a los creyentes
- El fin del sufrimiento (Apocalipsis 21:4)
Cuando Cristo regrese, toda lágrima será enjugada, y no habrá más dolor ni muerte. Esto nos da consuelo en medio del sufrimiento presente. - La restauración de todas las cosas
Dios no solo redime a las personas, sino también a la creación. Toda la creación será liberada de la corrupción (Romanos 8:18-25).
B. Motivar al arrepentimiento
- El tiempo es ahora (2 Corintios 6:2)
Nadie sabe el día ni la hora de Su venida. Por eso, hoy es el día de salvación. - Una decisión eterna
La venida de Cristo marca una división definitiva: quienes lo acepten vivirán con Él, y quienes lo rechacen estarán separados de Su presencia para siempre.
Conclusión
El mensaje “He aquí yo vengo pronto” es una llamada a la acción, a la santidad y al arrepentimiento. Nos motiva a vivir con expectativa, perseverancia y misión. Al final, podemos unirnos a las palabras de Juan: “Amén. Ven, Señor Jesús.” Esta esperanza debe guiarnos cada día mientras aguardamos Su gloriosa venida.