Bosquejo: Le Era Necesario Pasar por Samaria

Texto base: Juan 4:3-10

“Salió de Judea y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.”

Introducción

El encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo de Jacob es una de las historias más impactantes del Evangelio. La frase “Le era necesario pasar por Samaria” nos muestra que no fue un viaje casual, sino una cita divina. A través de este pasaje, vemos la profundidad del amor de Dios, su misión de salvación y cómo Él rompe barreras para alcanzar a los perdidos.

Jesús, al decidir ir por Samaria, desafía las normas religiosas y culturales de su tiempo. Él sabía que había una mujer necesitada de salvación y una ciudad lista para recibir el mensaje del Reino. Este encuentro nos enseña verdades esenciales sobre el carácter de Cristo y su plan de redención para todos.

En este bosquejo, exploraremos por qué Jesús debía pasar por Samaria y qué lecciones espirituales podemos aplicar a nuestra vida.

1. Jesús rompe barreras culturales y religiosas

Texto: Juan 4:9

“La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.”

Los judíos y los samaritanos tenían una enemistad histórica. Los samaritanos eran descendientes de judíos que se habían mezclado con otras naciones, lo que los convertía en un grupo rechazado por los judíos puros. Sin embargo, Jesús no ve etnias ni fronteras humanas, sino almas que necesitan salvación.

Al hablar con la mujer samaritana, Jesús desafía una barrera triple:

  1. La barrera racial: Los judíos evitaban a los samaritanos, pero Jesús los alcanza con su amor.
  2. La barrera de género: En aquella época, un rabino no hablaba con una mujer en público, pero Jesús dignifica a la mujer dándole valor y propósito.
  3. La barrera religiosa: Jesús no se detiene en la discusión entre judíos y samaritanos sobre el lugar de adoración, sino que le revela el verdadero significado de la adoración en espíritu y verdad.

Este acto nos enseña que el evangelio no tiene barreras. Como cristianos, estamos llamados a llevar el mensaje de Cristo sin distinción de raza, cultura o estatus social.

2. Jesús busca a los necesitados, no a los perfectos

Texto: Lucas 19:10

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Jesús no se dirige a los líderes religiosos ni a los ricos de la ciudad, sino a una mujer con un pasado problemático. Ella había tenido cinco esposos y vivía con un hombre que no era su esposo. A los ojos de la sociedad, era una mujer indigna, pero a los ojos de Dios, era un alma valiosa.

Dios no busca a los que se creen perfectos, sino a los que reconocen su necesidad. La mujer samaritana era rechazada por su comunidad, pero Jesús la acepta y le ofrece el agua de vida.

Este encuentro nos recuerda que nadie está demasiado lejos para la gracia de Dios. Jesús busca a los rechazados, a los quebrantados y a los que tienen sed de algo más profundo. Así como Jesús pasó por Samaria por esta mujer, también nos busca a nosotros, sin importar nuestro pasado.

3. El agua viva: la única fuente que sacia el alma

Texto: Juan 4:13-14

“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Jesús usa la imagen del agua para ilustrar la diferencia entre lo terrenal y lo eterno. El agua del pozo sacia temporalmente, pero el agua que Él ofrece es eterna.

El mundo nos ofrece muchas cosas para calmar nuestra sed: placeres, riquezas, reconocimiento. Sin embargo, ninguna de estas cosas satisface el vacío del alma. Solo Cristo puede llenar completamente nuestro interior con su amor y presencia.

La mujer samaritana había intentado llenar su vida con relaciones, pero siempre terminaba vacía. Solo cuando Jesús le ofrece el agua viva, su vida cambia radicalmente.

Este pasaje nos desafía a examinar en qué estamos buscando satisfacción. ¿Estamos bebiendo del agua del mundo o del agua de vida que ofrece Jesús?

4. La verdadera adoración no depende de lugares ni tradiciones

Texto: Juan 4:23-24

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”

La mujer samaritana intenta desviar la conversación preguntando sobre el lugar correcto para adorar: Jerusalén o Samaria. Jesús responde que la verdadera adoración no depende de un lugar físico, sino de una relación sincera con Dios.

La adoración en espíritu y en verdad implica:

  1. Adorar en espíritu: No se trata de rituales vacíos, sino de una conexión genuina con Dios.
  2. Adorar en verdad: Nuestra adoración debe estar basada en el conocimiento real de quién es Dios y en una vida en obediencia a su Palabra.

Este principio nos desafía a no limitar nuestra adoración a un templo, sino a vivir en comunión con Dios en todo momento.

5. Un testimonio que transforma vidas

Texto: Juan 4:28-30

“Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.”

Después de su encuentro con Jesús, la mujer samaritana no se queda callada. Corre a la ciudad y testifica de lo que ha experimentado. Su testimonio es tan poderoso que muchos samaritanos vienen a Jesús y creen en Él.

Cuando tenemos un encuentro real con Cristo, no podemos guardarlo solo para nosotros. Nuestro testimonio tiene el poder de impactar a otros y llevarlos a la fe.

Este pasaje nos desafía a compartir nuestra fe. No necesitamos conocer toda la teología; basta con compartir lo que Cristo ha hecho en nuestra vida.

6. La cosecha está lista: El llamado a evangelizar

Texto: Juan 4:35

“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.”

Jesús usa este momento para enseñar a sus discípulos que la cosecha espiritual está lista. Muchas personas están esperando escuchar el evangelio, pero necesitan alguien que les lleve el mensaje.

Este pasaje nos llama a ser obreros en la mies del Señor. Debemos estar atentos a las oportunidades de compartir el evangelio, sabiendo que hay corazones listos para recibir a Cristo.

Conclusión

Jesús pasó por Samaria porque había un alma que necesitaba salvación. Su encuentro con la mujer samaritana nos enseña que Él rompe barreras, sacia la verdadera sed, transforma vidas y nos llama a compartir nuestra fe.

Hoy, Cristo sigue buscando a los necesitados. ¿Estás dispuesto a dejar que Él transforme tu vida? ¿Estás dispuesto a llevar el mensaje a otros? ¡La cosecha está lista!

Alejandro Rodriguez

Mi nombre es Alejandro Rodríguez y soy un hombre profundamente devoto a Dios. Desde que tengo memoria, siempre he sentido una presencia en mi vida, pero no fue hasta un momento muy particular que esa presencia se convirtió en el centro de todo lo que soy y hago.Soy el orgulloso padre de tres maravillosos hijos: Daniel, Pablo y María. Cada uno de ellos ha sido una bendición en mi vida, y a través de ellos, he aprendido el verdadero significado de la fe y la responsabilidad. Ahora también tengo el privilegio de ser abuelo de dos nietos, Miguel y Santiago, quienes llenan mi corazón de alegría y esperanza para el futuro.La historia de mi devoción a Dios comenzó en un momento oscuro de mi vida. Cuando tenía 35 años, pasé por una experiencia que lo cambió todo. Sufrí un accidente automovilístico muy grave, uno que, según los médicos, era casi imposible de sobrevivir. Recuerdo haber estado atrapado entre los hierros del coche, sintiendo que el final estaba cerca. En ese instante, mientras luchaba por respirar, una paz indescriptible me envolvió. Sentí una mano invisible que me sostenía y una voz en lo más profundo de mi ser que me decía: "No es tu hora, aún tienes una misión por cumplir".Sobreviví al accidente contra todo pronóstico médico, y esa experiencia me llevó a reevaluar mi vida y a buscar más profundamente el propósito que Dios tenía para mí. Me di cuenta de que había estado viviendo sin una dirección clara, enfocado en lo material y lo inmediato, pero ese encuentro con lo divino me mostró que había algo mucho más grande que yo debía hacer.Así nació Sermones Cristianos, un sitio web que fundé con el único propósito de difundir el mensaje de Dios a todo el mundo. Creé este espacio para que cualquiera, en cualquier lugar, pudiera acceder a la palabra de Dios y encontrar consuelo, guía y esperanza en sus momentos más difíciles, tal como yo lo hice. Mi misión es llevar el amor y el consuelo de Dios a aquellos que lo necesitan, a través de sermones inspiradores y mensajes de fe.Cada día, al despertar, agradezco a Dios por la nueva oportunidad de servirle. Mi vida ha sido un testimonio de la gracia y el poder de Dios, y mi mayor anhelo es compartir esa experiencia con los demás, para que también puedan sentir su presencia en sus vidas.

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