Querida hija,
Hoy quiero tomar un momento para escribirte algo muy especial, algo que no solo proviene de mi corazón como tu padre/madre, sino también del corazón de Dios, quien te ama con un amor eterno e incondicional. Mi deseo es que estas palabras sean un recordatorio de cuánto vales, no solo para mí, sino también para nuestro Padre Celestial.
Tu Identidad en Cristo
Desde el día que llegaste a este mundo, Dios tenía un propósito único para ti. En la Biblia, en Jeremías 1:5, el Señor dice:
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué; te di por profeta a las naciones.”
Esto significa que Dios ya había pensado en ti desde antes de que nacieras. Él sabía tu nombre, tu propósito y los planes maravillosos que tiene para tu vida. Quiero que siempre recuerdes que no eres un accidente, ni estás aquí por casualidad. Dios te creó con amor, con un diseño perfecto y con una misión especial.
Nunca dejes que el mundo te haga dudar de tu valor. La sociedad puede intentar definir quién eres basándose en apariencias, habilidades o logros, pero tu verdadera identidad está en Cristo. La Palabra dice en 1 Pedro 2:9:
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
Eres hija del Rey de reyes. Eso te convierte en una princesa, no por mérito propio, sino por el inmenso amor de Dios.
Tu Camino Está en las Manos de Dios
La vida, mi amor, no siempre será fácil. Habrá momentos de alegría, pero también habrá desafíos y pruebas. Sin embargo, quiero recordarte que nunca estás sola. Dios promete en Su Palabra que estará contigo en cada paso del camino. En Isaías 41:10, Él nos dice:
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Cuando te enfrentes a decisiones difíciles o momentos de incertidumbre, te animo a buscar a Dios en oración. Él es nuestro guía, nuestro refugio y nuestra fortaleza. Como dice Proverbios 3:5-6:
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
Confía en que Dios tiene un plan para ti, incluso cuando no puedas verlo con claridad. Cada paso que das, ya sea pequeño o grande, está bajo Su cuidado.
El Poder de la Fe
La fe es el ancla que te sostendrá en las tormentas de la vida. Jesús mismo nos enseñó que con fe, incluso tan pequeña como un grano de mostaza, podemos mover montañas. ¿Qué significa esto para ti? Significa que, aunque enfrentes retos que parezcan imposibles, con fe en Dios puedes superarlos.
La fe no siempre elimina los problemas, pero te da la fuerza y la paz para enfrentarlos. Filipenses 4:6-7 dice:
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Cuando sientas miedo o ansiedad, entrega tus preocupaciones a Dios en oración. Él promete darte paz, esa paz que no se encuentra en el mundo, sino solo en Él.
El Amor Como Estilo de Vida
Hija, uno de los mandamientos más importantes que Jesús nos dio fue amar. En Juan 13:34-35, Jesús dijo:
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos con los otros.”
El amor no es solo un sentimiento; es una decisión y una acción. Ama a los demás con paciencia, bondad y compasión, tal como Jesús te ama a ti. Habrá momentos en que amar será difícil, especialmente cuando otros no te traten con el mismo respeto o cariño. Sin embargo, recuerda que el amor verdadero no depende de las circunstancias, sino de la gracia que Dios nos da para extenderlo.
También quiero animarte a que no solo ames a los demás, sino que también te ames a ti misma. Esto no significa orgullo ni egoísmo, sino reconocer que eres una creación hermosa de Dios. Cuando te veas en el espejo, quiero que te recuerdes estas palabras: “Soy hija de Dios, creada con amor, diseñada con propósito y valorada más allá de medida.”
La Importancia de la Obediencia
Dios nos llama a vivir en obediencia a Su Palabra, no como un peso, sino como una forma de vivir en libertad. La obediencia a Dios no significa que nunca cometerás errores; significa que siempre buscarás hacer lo correcto a los ojos de Él, y cuando te equivoques, acudirás a Su gracia para levantarte.
El Salmo 119:105 dice:
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”
Lee la Biblia, hija. Escucha Su voz a través de las Escrituras y permite que Su Palabra sea tu guía en cada decisión que tomes. No siempre será fácil obedecer, especialmente cuando el mundo te invite a tomar caminos más cómodos o atractivos. Pero recuerda lo que dijo Jesús en Mateo 7:13-14:
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
El camino de la obediencia a Dios es el que lleva a la vida, la verdadera vida en abundancia.
Sé Luz en el Mundo
Dios te ha puesto en este mundo para ser luz. En Mateo 5:14-16, Jesús dijo:
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Tú tienes la capacidad de influir positivamente en las personas que te rodean. Con tus palabras, tus acciones y tu ejemplo, puedes mostrarles el amor y la verdad de Cristo. No tengas miedo de compartir tu fe y de vivir de acuerdo con los principios de Dios, incluso cuando otros no lo entiendan.
El Perdón y la Gracia
En tu vida, habrá momentos en que otros te lastimen o te decepcionen. El perdón es una de las lecciones más difíciles, pero también una de las más poderosas. Jesús nos enseñó en Mateo 6:14-15:
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
El perdón no significa justificar el mal que alguien te haya hecho, sino liberarte de la carga del resentimiento y permitir que Dios sane tu corazón. Así como Dios nos perdona a nosotros, estamos llamados a extender esa misma gracia a los demás.
Mi Oración por Ti
Quiero terminar este mensaje con una oración especial:
Señor amado,
Te doy gracias por mi hija, este regalo precioso que me has confiado. Gracias por su vida, por su corazón y por el propósito único que tienes para ella. Padre, te pido que siempre la guardes bajo tus alas, que la llenes de sabiduría y que guíes cada uno de sus pasos. Ayúdala a recordar que su valor no proviene del mundo, sino de Ti, y que en todo momento eres su refugio y fortaleza.
Señor, que ella siempre te busque con todo su corazón y que nunca pierda la fe, incluso en los momentos más oscuros. Llénala de tu amor, de tu paz y de tu gozo. Permítele ser luz en este mundo, una voz de esperanza y un reflejo de tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.
Siempre Contigo
Hija, nunca olvides que te amo con todo mi ser y que siempre estaré aquí para ti. Pero aún más importante, recuerda que Dios te ama con un amor eterno, un amor que nunca cambia. Camina con confianza, sabiendo que eres hija de un Rey y que tu vida está en Sus manos.
Con todo mi amor,
Tu papá/mamá.