Introducción
Amados hermanos y hermanas en Cristo, nos encontramos reunidos para reflexionar sobre un tema fundamental en nuestra fe cristiana: la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Esta promesa es el ancla de nuestra esperanza, la culminación de todo lo que creemos y vivimos. Desde tiempos antiguos hasta el día de hoy, el Espíritu Santo nos recuerda a través de la Palabra que Cristo viene pronto.
Este mensaje no es solo un consuelo para nuestras almas, sino también una advertencia y un llamado urgente a la acción. Es tiempo de preguntarnos: ¿estamos realmente preparados? Si Cristo regresara hoy, ¿cómo nos encontraría? ¿Estaríamos entre los siervos fieles o entre aquellos que se quedaron dormidos?
En un mundo lleno de incertidumbre, de guerras, desastres, y maldad creciente, el retorno de nuestro Salvador es la luz que nos guía y la esperanza que nos sostiene. Pero también es una responsabilidad. La espera del Señor no es pasiva; requiere santidad, vigilancia y servicio diligente.
En esta prédica, profundizaremos en tres aspectos:
- La promesa segura de Su regreso.
- Las señales proféticas que anuncian Su venida.
- Nuestra preparación espiritual y el llamado a proclamar el evangelio.
Que el Espíritu Santo hable a nuestros corazones y nos mueva a vivir con propósito, esperanza y urgencia.
I. La Promesa del Regreso de Cristo: Una Certeza Inquebrantable
Una Promesa Confirmada en la Palabra
Desde los tiempos del Antiguo Testamento, los profetas hablaron de la venida del Mesías, y esas profecías se cumplieron en Su primera venida. Pero las Escrituras también proclaman Su segunda venida en gloria y majestad.
Jesús mismo afirmó en Juan 14:3:
“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”
Aquí vemos el corazón amoroso de Cristo: Él desea que estemos para siempre en Su presencia. No hay palabras más dulces ni promesa más poderosa que esta.
Los ángeles confirmaron esta promesa en Hechos 1:11:
“Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”
Hermanos, la segunda venida de Cristo no es un mito ni una historia simbólica, es una realidad futura que pronto ocurrirá.
El Carácter de Su Venida
La Biblia nos enseña que la segunda venida de Cristo será:
- Literal y visible: No será un evento espiritual invisible. Apocalipsis 1:7 declara: 
 “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá.”
- Repentina e inesperada: Como un ladrón en la noche (1 Tesalonicenses 5:2), vendrá cuando muchos no lo esperan. 
- Gloriosa y poderosa: Esta vez no vendrá como un humilde siervo, sino como el Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:16). 
II. Las Señales de Su Venida: El Cumplimiento de las Profecías
Jesús nos dejó señales claras en Mateo 24 y otros pasajes para que estemos atentos y preparados. Estas señales no son para causar miedo, sino para alertarnos y confirmar que Su venida está cerca.
Señales en el Mundo Natural
- Terremotos y desastres naturales: Hoy vemos terremotos, inundaciones y sequías con una frecuencia y magnitud crecientes.
- Pestes y pandemias: Las enfermedades que se propagan por el mundo son una realidad innegable.
Jesús dijo en Mateo 24:7:
“Habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.”
Señales en la Sociedad
- La maldad se multiplicará: La violencia, la corrupción y la falta de valores son evidentes en nuestro tiempo.
- El amor de muchos se enfriará: La indiferencia espiritual y el egoísmo marcan a nuestra generación.
2 Timoteo 3:1-5 describe nuestra época con precisión:
“En los últimos días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural…”
La Señal más Importante: La Predicación del Evangelio
En Mateo 24:14, Jesús dijo:
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Nunca antes el evangelio había llegado tan lejos y con tanta rapidez. Las tecnologías actuales permiten que la Palabra de Dios alcance hasta los rincones más remotos de la tierra. Esta señal se está cumpliendo frente a nuestros ojos.
III. Nuestra Preparación para la Venida del Señor
Viviendo en Santidad
Hebreos 12:14 declara:
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
La santidad no es una opción, es una necesidad. Vivir en santidad significa apartarnos del pecado y consagrarnos a Dios cada día. La iglesia debe ser pura y sin mancha porque Cristo viene por Su novia limpia (Efesios 5:27).
Reflexión:
¿Estamos viviendo en santidad? ¿O estamos permitiendo que el mundo corrompa nuestra fe? El regreso de Cristo es una invitación a examinar nuestras vidas y pedir al Espíritu Santo que nos limpie y renueve.
Vigilando en Oración
Jesús dijo en Mateo 26:41:
“Velad y orad, para que no entréis en tentación.”
La oración nos mantiene firmes y alertas. Una iglesia que ora es una iglesia que no se duerme. Debemos ser como las vírgenes prudentes que mantuvieron sus lámparas encendidas y llenas de aceite (Mateo 25:1-13).
Sirviendo a Dios con Fervor
En Mateo 24:45-47, Jesús nos habla del siervo fiel y prudente que hace la voluntad de su Señor mientras espera Su regreso. Debemos ser siervos diligentes, trabajando en la obra de Dios y sirviéndole con todo nuestro corazón.
Reflexión:
¿Qué estamos haciendo para el Reino de Dios? ¿Cómo estamos usando los dones y talentos que Él nos ha dado? El tiempo es corto, y debemos aprovechar cada oportunidad para servir y glorificar a Dios.
Predicando el Evangelio con Urgencia
Cristo viene pronto, y hay millones de personas que aún no le conocen. Debemos sentir un fuego en nuestro corazón por las almas perdidas. Jesús nos encomendó en Mateo 28:19-20:
“Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”
La espera del Señor no debe ser pasiva, sino activa. Cada día debemos proclamar Su amor y advertir al mundo que Cristo viene pronto.
IV. La Esperanza Gloriosa del Creyente
Para los que hemos creído en Cristo, Su regreso es nuestra mayor esperanza. 1 Tesalonicenses 4:16-17 describe este momento glorioso:
“Porque el Señor mismo… descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos… y así estaremos siempre con el Señor.”
En ese día, toda lágrima será enjugada, todo dolor desaparecerá, y viviremos para siempre con nuestro Salvador. ¡Qué gloriosa promesa!
Conclusión
Amados hermanos, el regreso de Cristo es inminente. No podemos ignorar las señales ni vivir como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Hoy, el Espíritu Santo nos llama a:
- Arrepentirnos y entregarnos completamente a Dios.
- Vivir en santidad y obediencia.
- Vigilar en oración y mantenernos firmes en la fe.
- Servir al Señor y predicar el evangelio con urgencia.
Oremos juntos:
“Señor Jesús, reconozco que vienes pronto y quiero estar listo para encontrarte. Perdóname por mis pecados y ayúdame a vivir en santidad, con fe y con pasión por tu obra. Renueva mi corazón y úsame para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.”
¡Cristo viene pronto! Vivamos con fe, esperanza y preparación constante. ¡Maranatha!

 
			

