Prédica Cristiana: ¿Qué Pide Dios de Ti?

Introducción

En la vida cristiana, una de las preguntas más importantes que nos hacemos es: “¿Qué pide Dios de mí?”. Esta no es una cuestión trivial, sino una que aborda el núcleo de nuestra fe y nuestra relación con Dios. Es fácil sentirse abrumado por la vida, por nuestras responsabilidades y por las expectativas que otros tienen de nosotros. Pero, ¿qué es lo que realmente pide Dios? ¿Cuáles son las prioridades que Él establece para nuestra vida? Para responder a estas preguntas, debemos acudir a la Palabra de Dios, que es la guía infalible para entender Su voluntad.

1. Amar a Dios sobre todas las cosas

Uno de los mandamientos más claros y fundamentales que encontramos en la Biblia es el llamado a amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. En el Evangelio de Mateo, Jesús nos recuerda este mandamiento cuando le preguntan cuál es el mandamiento más importante:

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos” (Mateo 22:37-38).

Amar a Dios implica más que simplemente tener un sentimiento de afecto hacia Él. Significa priorizarlo en todas las áreas de nuestra vida. Esto incluye nuestras decisiones, nuestras acciones y nuestros pensamientos. Cuando Dios es verdaderamente el primero en nuestra vida, todas nuestras demás prioridades se alinean bajo Su voluntad.

¿Cómo se manifiesta este amor?

El amor a Dios se manifiesta en nuestra obediencia a Sus mandamientos. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Obedecer a Dios no debe ser visto como una carga, sino como una expresión de nuestro amor y gratitud hacia Él. Es reconocer que Sus mandamientos son para nuestro bien y nos guían hacia una vida plena y significativa.

2. Amar a tu prójimo como a ti mismo

El segundo mandamiento que Jesús nos dio está estrechamente relacionado con el primero:

“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).

Este mandamiento nos invita a expandir nuestro amor más allá de nosotros mismos, hacia los demás. Nos llama a ser conscientes de las necesidades de los que nos rodean y a actuar en consecuencia.

¿Qué significa amar al prójimo?

Amar al prójimo implica tratar a los demás con el mismo respeto, cuidado y consideración que quisiéramos para nosotros mismos. Es estar dispuesto a sacrificar nuestro propio bienestar por el bienestar de otros. Esto no siempre es fácil, ya que a menudo el amor requiere que pongamos a los demás por encima de nuestras propias necesidades y deseos.

3. Vivir una vida de humildad y servicio

El llamado de Dios no es solo a amar, sino también a vivir con humildad y a servir a los demás. Jesús es nuestro mayor ejemplo de humildad y servicio. Él mismo dijo:

“Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).

La humildad es una virtud que nos lleva a reconocer nuestra dependencia de Dios y a valorar a los demás por encima de nosotros mismos. Es lo opuesto al orgullo, que es la raíz de muchos de los males que enfrentamos. La humildad nos capacita para servir a los demás de manera genuina, sin esperar reconocimiento o recompensa.

El servicio como expresión de amor

El servicio es la forma en que expresamos nuestro amor a Dios y a nuestro prójimo. Es un acto de entrega y sacrificio. A través del servicio, reflejamos el carácter de Cristo en nuestras vidas y mostramos al mundo el amor de Dios en acción.

4. Buscar la justicia y la misericordia

Otro aspecto fundamental de lo que Dios pide de nosotros es que actuemos con justicia y mostremos misericordia. En el libro de Miqueas, se nos da una poderosa exhortación:

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8).

La justicia según Dios

La justicia en la Biblia no se refiere simplemente a una justicia legal, sino a una justicia moral y social. Se trata de vivir de acuerdo con los principios de Dios y luchar por lo que es correcto, no solo para nosotros, sino para todos, especialmente los más vulnerables y oprimidos.

La misericordia como reflejo de la gracia de Dios

La misericordia, por otro lado, nos llama a mostrar compasión y perdón hacia los demás, tal como Dios lo ha hecho con nosotros. La misericordia no es solo un acto aislado, sino una actitud constante que debe guiar nuestras interacciones con los demás.

5. Caminar en fe y confianza en Dios

Dios también nos llama a caminar en fe y a confiar plenamente en Él. La fe es fundamental para nuestra relación con Dios. Hebreos 11:6 nos dice:

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que le buscan”.

La fe en acción

La fe no es solo creer en la existencia de Dios, sino confiar en Su plan y propósito para nuestra vida, incluso cuando no entendemos todas las circunstancias que nos rodean. Es tener la certeza de que Dios es soberano y que Su voluntad es perfecta, aunque a veces sea difícil de comprender.

La fe y las pruebas

Las pruebas y dificultades que enfrentamos en la vida son oportunidades para fortalecer nuestra fe. Santiago 1:2-4 nos dice que debemos considerarlas como un gozo porque producen paciencia y madurez espiritual. Cuando enfrentamos desafíos con una actitud de fe, permitimos que Dios obre en nuestras vidas y nos transforme para Su gloria.

6. Proclamar el Evangelio

Finalmente, una de las cosas que Dios pide de nosotros es que proclamemos Su Evangelio. La Gran Comisión es un mandato claro que Jesús dio a todos Sus seguidores:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19-20).

El Evangelio como mensaje de esperanza

El Evangelio es el mensaje de salvación y esperanza que el mundo necesita. Proclamar el Evangelio no es solo una tarea para los pastores o misioneros, sino para todos los creyentes. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la difusión del amor de Dios y en la enseñanza de Su verdad.

Vivir el Evangelio

No solo debemos predicar el Evangelio con palabras, sino también con nuestras vidas. Nuestra conducta diaria, nuestras decisiones y nuestras interacciones con los demás deben reflejar el cambio que Cristo ha obrado en nosotros. Vivir el Evangelio es ser un testimonio viviente del poder transformador de Dios.

Conclusión

En resumen, lo que Dios pide de nosotros es tanto sencillo como profundo: que lo amemos sobre todas las cosas, que amemos a nuestro prójimo, que vivamos en humildad y servicio, que busquemos la justicia y la misericordia, que caminemos en fe y que proclamemos Su Evangelio. Estas no son solo instrucciones, sino un llamado a vivir una vida que refleje el carácter de Dios y Su amor por la humanidad.

La vida cristiana no es una serie de rituales o tradiciones vacías, sino una relación viva y dinámica con nuestro Creador. Al buscar cumplir lo que Dios pide de nosotros, encontramos propósito, paz y verdadera realización. Que cada uno de nosotros se comprometa a seguir este llamado con todo nuestro corazón, confiando en que Dios, que comenzó la buena obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).

Alejandro Rodriguez

Mi nombre es Alejandro Rodríguez y soy un hombre profundamente devoto a Dios. Desde que tengo memoria, siempre he sentido una presencia en mi vida, pero no fue hasta un momento muy particular que esa presencia se convirtió en el centro de todo lo que soy y hago.Soy el orgulloso padre de tres maravillosos hijos: Daniel, Pablo y María. Cada uno de ellos ha sido una bendición en mi vida, y a través de ellos, he aprendido el verdadero significado de la fe y la responsabilidad. Ahora también tengo el privilegio de ser abuelo de dos nietos, Miguel y Santiago, quienes llenan mi corazón de alegría y esperanza para el futuro.La historia de mi devoción a Dios comenzó en un momento oscuro de mi vida. Cuando tenía 35 años, pasé por una experiencia que lo cambió todo. Sufrí un accidente automovilístico muy grave, uno que, según los médicos, era casi imposible de sobrevivir. Recuerdo haber estado atrapado entre los hierros del coche, sintiendo que el final estaba cerca. En ese instante, mientras luchaba por respirar, una paz indescriptible me envolvió. Sentí una mano invisible que me sostenía y una voz en lo más profundo de mi ser que me decía: "No es tu hora, aún tienes una misión por cumplir".Sobreviví al accidente contra todo pronóstico médico, y esa experiencia me llevó a reevaluar mi vida y a buscar más profundamente el propósito que Dios tenía para mí. Me di cuenta de que había estado viviendo sin una dirección clara, enfocado en lo material y lo inmediato, pero ese encuentro con lo divino me mostró que había algo mucho más grande que yo debía hacer.Así nació Sermones Cristianos, un sitio web que fundé con el único propósito de difundir el mensaje de Dios a todo el mundo. Creé este espacio para que cualquiera, en cualquier lugar, pudiera acceder a la palabra de Dios y encontrar consuelo, guía y esperanza en sus momentos más difíciles, tal como yo lo hice. Mi misión es llevar el amor y el consuelo de Dios a aquellos que lo necesitan, a través de sermones inspiradores y mensajes de fe.Cada día, al despertar, agradezco a Dios por la nueva oportunidad de servirle. Mi vida ha sido un testimonio de la gracia y el poder de Dios, y mi mayor anhelo es compartir esa experiencia con los demás, para que también puedan sentir su presencia en sus vidas.

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