Queridos hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre una de las historias más poderosas de la Biblia, una historia que nos enseña acerca de la fe, la lealtad y el poder redentor de Dios. Me refiero a la historia de Rut, un relato que encontramos en el Antiguo Testamento y que ha dejado una profunda huella en la historia de la redención.
El libro de Rut es corto, pero está lleno de enseñanzas valiosas para nuestras vidas. Nos muestra cómo Dios puede obrar incluso en las circunstancias más difíciles, utilizando la fidelidad de personas comunes para cumplir Su plan eterno. La vida de Rut nos recuerda que no importa cuán oscuro sea el panorama, siempre hay esperanza para aquellos que confían en el Señor. A través de este sermón, quiero que exploremos tres lecciones clave que podemos aprender de Rut: la lealtad inquebrantable, la providencia divina y el legado de redención.
I. La Lealtad Inquebrantable de Rut
La primera lección que aprendemos de Rut es su lealtad. La historia comienza con una tragedia. Noemí, una mujer israelita, y su esposo Elimelec se trasladan a Moab debido a una hambruna en Israel. En Moab, sus dos hijos se casan con mujeres moabitas, una de ellas es Rut. Después de un tiempo, tanto Elimelec como los hijos de Noemí mueren, dejando a Noemí y a sus dos nueras en una situación desesperada. Sin un esposo o hijos varones, Noemí decide regresar a Israel, ya que había oído que el Señor había provisto pan a Su pueblo.
Noemí les dice a sus nueras que regresen a sus propios pueblos y familias, pues no tiene nada que ofrecerles. Aquí es donde vemos un contraste entre las dos nueras. Orfa decide volver a su tierra, lo cual no es condenable, pues simplemente sigue el consejo de Noemí. Sin embargo, Rut toma una decisión radical. En Rut 1:16-17, ella dice estas palabras memorables:
“No insistas en que te deje o que me aparte de ti; porque donde tú vayas, yo iré, y donde tú vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré sepultada. Así me haga Jehová, y aún me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras.”
Estas palabras de Rut son un compromiso profundo de lealtad. Rut no solo estaba prometiendo quedarse con Noemí en la vida diaria; estaba comprometiendo su vida entera, su futuro, e incluso su identidad. ¿Qué la llevó a hacer esta elección? Rut había visto algo en Noemí, y más importante aún, en el Dios de Noemí, que la llevó a abandonar su tierra natal y confiar en el Dios de Israel. Este tipo de lealtad es algo raro en nuestro mundo actual, donde muchas veces lo que domina es la búsqueda del interés personal. Sin embargo, Rut nos muestra que cuando nos entregamos por completo a otros y a Dios, nuestras vidas pueden ser transformadas de maneras sorprendentes.
II. La Providencia Divina en Medio de la Adversidad
La segunda lección que podemos extraer de la historia de Rut es la providencia de Dios. A lo largo de su vida, Rut se encuentra en situaciones que parecen desesperadas. Ella es una extranjera en la tierra de Israel, viuda y sin recursos. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, Dios está obrando detrás de escena. A menudo, cuando enfrentamos tiempos difíciles, sentimos que Dios está lejos, pero la historia de Rut nos recuerda que Él está siempre presente, guiando nuestros pasos.
Cuando Rut y Noemí llegan a Belén, Rut decide salir a los campos a recoger espigas detrás de los segadores. Esto era una práctica común permitida por la ley mosaica para que los pobres pudieran obtener alimento. En lo que parece ser una simple casualidad, Rut termina recogiendo espigas en el campo de Booz, un hombre rico y pariente cercano de Elimelec, el difunto esposo de Noemí. Aquí vemos la mano de Dios guiando a Rut hacia el lugar exacto donde Su plan se desarrollaría.
Booz, al enterarse de quién es Rut, muestra una gran bondad hacia ella. Le permite recoger espigas en su campo y ordena a sus trabajadores que la traten con respeto. Pero lo más importante es que Booz es el “pariente redentor” de Noemí, lo que significa que tiene el derecho de casarse con Rut y restaurar la herencia de la familia de Elimelec. A través de una serie de eventos guiados por la providencia de Dios, Booz finalmente se casa con Rut, y ella se convierte en parte del linaje de Jesús.
La providencia de Dios en la vida de Rut nos enseña que incluso en nuestros momentos más oscuros, Dios está trabajando. A menudo, no podemos ver Su plan en el momento, pero si permanecemos fieles, podemos estar seguros de que Él nos guiará hacia un futuro lleno de esperanza y propósito. Dios utiliza incluso las tragedias y las decisiones aparentemente pequeñas para llevar a cabo Sus propósitos eternos.
III. El Legado de Redención
Finalmente, la historia de Rut es una historia de redención, tanto a nivel personal como a nivel divino. Cuando Rut y Booz se casan, tienen un hijo llamado Obed, quien sería el abuelo del rey David. Y, como sabemos, de la línea de David eventualmente nacería Jesús, el Redentor del mundo.
Rut, una mujer moabita, que provenía de un pueblo extranjero y pagano, se convierte en parte del plan redentor de Dios para toda la humanidad. Esto nos muestra que no importa de dónde vengamos o cuáles sean nuestras circunstancias, Dios puede usarnos de maneras sorprendentes si le somos fieles. La historia de Rut nos habla de la gracia de Dios, que no está limitada por nuestras nacionalidades, pasados o dificultades. Dios extiende Su redención a todos los que confían en Él, sin importar su origen.
Además, el papel de Booz como el “pariente redentor” es una imagen hermosa de Jesús, nuestro Redentor. Al igual que Booz redimió a Rut y restauró su vida, Jesús vino al mundo para redimirnos y darnos una vida nueva. Rut estaba en una situación de desesperanza y sin futuro, pero a través de la intervención de Booz, encontró una nueva vida. De la misma manera, estábamos en una condición de pecado y muerte, pero Jesús, nuestro Salvador, nos redimió a través de Su sacrificio en la cruz.
Conclusión
Hermanos y hermanas, la historia de Rut es una historia de lealtad, providencia y redención. Nos enseña que Dios es fiel, incluso cuando las circunstancias parecen estar en nuestra contra. Rut fue una mujer que, a pesar de sus orígenes y circunstancias, confió en el Dios de Israel y se entregó completamente a Su voluntad. Como resultado, Dios la usó para formar parte de Su plan eterno de redención.
Hoy, quiero animarte a que reflexiones sobre tu propia vida. ¿Estás dispuesto a confiar en Dios como lo hizo Rut, incluso cuando no entiendas Su plan? ¿Estás dispuesto a ser fiel en las pequeñas decisiones, sabiendo que Dios puede usarlas para algo mucho más grande? Recuerda que, como Rut, tu vida tiene un propósito eterno en el plan de Dios, y aunque no siempre puedas ver lo que Él está haciendo, puedes confiar en Su providencia y en Su redención.
Que el Señor nos conceda el corazón fiel de Rut y nos permita caminar en Su voluntad, confiando en que Él tiene el control de todas las cosas. Amén.