Querido hijo,
Quiero hablarte hoy desde lo más profundo de mi corazón, guiado por el amor de Dios y el deseo de verte crecer en Su gracia y verdad. Mi mayor anhelo como padre/madre es que siempre recuerdes quién eres y a quién perteneces. Este mensaje es una invitación para que reflexionemos juntos sobre el camino que Dios ha trazado para ti, las promesas que Él tiene para tu vida y las herramientas que te ha dado para enfrentar los desafíos del mundo.
Eres una obra maestra de Dios
Hijo, quiero que sepas que no eres un accidente ni el resultado del azar. La Biblia dice en Salmos 139:13-14: “Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.” Desde antes de que nacieras, Dios ya te conocía, te había formado con cuidado y amor. Tú eres único, con dones y talentos que reflejan Su gloria.
Nunca permitas que las opiniones de los demás definan tu valor. Tu identidad está en Cristo, quien te creó con un propósito eterno. Aunque el mundo trate de imponerte etiquetas, recuerda que Dios te llama Su hijo amado, elegido y precioso. Efesios 2:10 dice que eres Su obra maestra, creado en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Él preparó de antemano para ti.
Dios tiene un plan para tu vida
En un mundo lleno de incertidumbre, es fácil perder la dirección o sentir que no sabes cuál es tu propósito. Pero Dios tiene un plan claro y perfecto para ti. En Jeremías 29:11, el Señor nos dice: “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, declara el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.” Aunque a veces no podamos ver cómo encajan las piezas de nuestra vida, Dios está trabajando detrás de escena.
Confía en Su plan, incluso cuando las cosas no salgan como esperabas. Muchas veces, lo que parece ser un obstáculo es una oportunidad para crecer en fe y carácter. La clave está en buscar a Dios en todo momento y permitir que Él guíe tus pasos. La Biblia promete en Proverbios 3:5-6: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.”
Camina en la luz de Dios
En este mundo, enfrentarás tentaciones y desafíos que intentarán apartarte del camino de Dios. Pero recuerda, hijo, que tú eres luz en medio de las tinieblas. Jesús dijo en Mateo 5:14: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.” Esto significa que, como hijo de Dios, tienes el poder de influir en los demás para bien, mostrando Su amor y verdad.
La clave para caminar en la luz de Dios es mantener una relación cercana con Él. Esto significa orar diariamente, leer Su Palabra y buscar Su voluntad en cada decisión que tomes. En Salmos 119:105 se nos dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino.” Cuando permites que la Palabra de Dios ilumine tu vida, Él te dará sabiduría y fortaleza para enfrentar cualquier situación.
Nunca estás solo
A veces, puedes sentirte solo o incomprendido. Pero quiero recordarte que nunca estás realmente solo. Dios está contigo en cada momento, incluso en los más oscuros. Deuteronomio 31:6 nos anima: “Esforzaos y sed valientes; no temáis ni os aterroricéis, porque el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará.”
Cuando enfrentes desafíos, acude a Dios en oración. Él es tu refugio y tu fortaleza, una ayuda siempre presente en las dificultades (Salmos 46:1). No importa cuán grande sea el problema, Dios es más grande. Él promete estar contigo en las tormentas y darte Su paz que sobrepasa todo entendimiento.
La importancia de la obediencia
Hijo, uno de los mayores actos de amor que podemos demostrar a Dios es nuestra obediencia. Jesús dijo en Juan 14:15: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.” La obediencia no siempre es fácil, especialmente cuando lo que Dios nos pide va en contra de lo que el mundo considera aceptable. Pero quiero animarte a que siempre pongas a Dios en primer lugar, confiando en que Sus mandamientos son para tu bien.
La obediencia a Dios trae bendiciones. En Deuteronomio 28:1-2, Dios promete que si escuchamos Su voz y guardamos Sus mandamientos, las bendiciones nos seguirán y nos alcanzarán. No te dejes influenciar por quienes te animen a tomar atajos o a comprometer tus valores. Recuerda que el camino de la obediencia puede ser estrecho, pero lleva a la vida eterna.
Ama como Cristo amó
El amor es el fundamento de nuestra fe. Jesús nos dio un mandamiento claro en Juan 13:34-35: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.” Hijo, quiero que seas conocido por tu amor, no solo por tus palabras, sino también por tus acciones.
Amar como Cristo significa perdonar a quienes te lastiman, ayudar a quienes están en necesidad y ser paciente con los demás, incluso cuando es difícil. No dejes que el odio o el rencor echen raíces en tu corazón. El amor verdadero es desinteresado, puro y reflejo del amor que Dios tiene por nosotros.
Persevera en la fe
Habrá momentos en los que te sentirás desanimado o tentado a abandonar tu fe. Pero quiero que recuerdes que el camino del cristiano no es fácil, pero vale la pena. La Biblia nos anima en Hebreos 12:1-2: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.”
La clave para perseverar es mantener tus ojos en Jesús. Él es tu fortaleza en los momentos de debilidad y tu guía en tiempos de incertidumbre. Recuerda que no estás solo en esta carrera; Dios está contigo, y tienes una familia en Cristo que te apoya y ora por ti.
Vive con propósito eterno
Finalmente, hijo, quiero animarte a vivir con un propósito eterno. Este mundo es pasajero, pero lo que hacemos para Dios permanece para siempre. Jesús nos recordó en Mateo 6:19-21: “No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.”
Usa tus talentos, tu tiempo y tus recursos para glorificar a Dios y servir a los demás. Sé un ejemplo de fe, esperanza y amor. Busca primero el reino de Dios y Su justicia, y todas las demás cosas te serán añadidas (Mateo 6:33).
Un legado de fe
Hijo, mi oración para ti es que siempre camines en la luz de Dios, confiando en Su amor y Su plan para tu vida. Que seas un faro de esperanza para quienes te rodean, un testimonio vivo de Su gracia y bondad. Recuerda que siempre puedes acudir a Dios en oración, que Su Palabra es tu guía y que Su Espíritu Santo te fortalece y te consuela.
Nunca olvides cuánto te amo, pero aún más importante, nunca olvides cuánto te ama Dios. Él dio a Su único Hijo, Jesús, para que tengas vida eterna. Ese es el mayor acto de amor, y es un recordatorio de tu valor y propósito en este mundo.
Con todo mi amor,
[Tu padre/madre]